miércoles, 22 de mayo de 2024

La escritora Leticia Sánchez Ruiz sobre Mi madre y yo

Leí `Mortal y rosa' de Paco Umbral en un aeropuerto, y también leí así, entre esperas y aviones, 'Mi madre y yo' de Ovidio Parades. Fue algo casual pero me pareció relevante: los dos son libros que hablan sobre la pérdida de un ser querido, los dos son libros hermosísimos, los dos son pura literatura. Supongo que esta clase de historias hay que leerlas en un estado de tránsito. Parades habla de la muerte de su madre, de ese camino de no retorno que fue haciendo poco a poco con ella, del dolor que le produjo, de la devastación que supuso el fin, del vacío que esta ausencia le dejó; el pecho temblando por el agujero de una bala que se ha llevado parte de su corazón y late distinto, desprotegido, desnortado. Pero en este libro no se habla únicamente de muerte, sobre todo se habla de vida. De lo que Ovidio vivió con su madre, de quién era ella, de quién es él y de quiénes eran ellos dos juntos. 'Mi madre y yo', como todo buen libro, está plagado de contrastes. El verano brumoso en que su madre fallecía y los tiernos veranos de la infancia bajo el sol mediterráneo que vivieron j(y los locos veranos de amor en Gijón). El dulce pájaro de la juventud en el que cualquier cosa era posible, y la nostalgia de una vida ya pasada. El inabarcable amor que encontró con Íñigo, y el desprecio que halló en unos compañeros de colegio que se hacían fuertes insultando al que era distinto. Está lleno de libros, de cine, de terrazas, de comidas, de teatro, de viajes, de fruta jugosa, de copas de vino, y también de hospitales, partes médicos, convalecencias, dudas, temores, manzanas podridas, incomprensión. Dolor y alegría. Mucha alegría, y mucho dolor. 'Mi madre y yo' no sólo es un hermosísimo canto de amor a Nuria Álvarez Alonso , sino también, a mi parecer, la mejor obra de Ovidio Paredes, en la que su literatura llena de detalles brilla como nunca y ni una sola línea tiene desperdicio.

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