martes, 23 de julio de 2019

Recordando a la Gaite

Recuerdo hoy, cuando se cumplen diecinueve años de su desaparición, a Carmen Martín Gaite. En realidad, la recuerdo muy a menudo porque siempre vuelvo a sus novelas, a sus ensayos, a sus poemas, a sus relatos (Siruela acaba de publicar 'Todos los cuentos' en una edición muy cuidada). A rachas, como ella misma diría refiriéndose a su poesía. Sus libros siempre están ahí, al alcance de la mano, desperdigados entre el mueble de la entrada, la mesita de noche y las estanterías del estudio. Siempre hay un orden dentro del aparente desorden de mis libros. Su obra -tan amplia, tan variada, tan compleja- resiste perfectamente el paso del tiempo. La búsqueda del interlocutor, los fragmentos de interior, los cuartos de atrás, las nubosidades variables que nos acechan, lo extraño que sigue siendo vivir, la necesidad de irse (y de volver, posteriormente) de casa, los ritmos lentos y los parentescos. Lo real y lo soñado. Nueva York, Madrid y también esos pueblos castellanos a los que siempre regresaban algunos de sus protagonistas (hombres y mujeres). El día, con su luz o su cielo encapotado y lleno de nubarrones (metáforas de los propios sentimientos y estados de ánimo). Y la noche, con sus fantasmas o la manera de ahuyentarlos. Sus palabras, sus divagaciones, sus retahílas. Todo eso que concentró en sus 'Cuadernos de todo', publicados tras su muerte. El ansia por escribir, por dejar de fumar, por aniquilar los malos momentos. Y la felicidad por encontrar la palabra adecuada, por el humo de un cigarrillo (uno solo), fumado como recompensa después de la contención, por un encuentro inesperado, por una charla compartida... 
Sí, todo eso. Y los sueños, siempre recurrentes, donde el padre y la madre, ya fallecidos, hacen su aparición. (Ahí está ese hermoso texto, 'De su ventana a la mía', donde recuerda, soñando y escribiendo, a la madre). Esos sueños que reflejan esa máxima popular que dice que nadie se va del todo mientras alguien lo recuerde. Así ocurre también con ella, con la Gaite, en este día de julio, tantos años después. 

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