lunes, 24 de diciembre de 2018

Recordando a Loli

En días como hoy, a una hora u otra, siempre recibía la llamada de mi amiga Loli para preguntarnos cómo estábamos y felicitarnos las fiestas. Hablábamos un rato de esto y de lo otro, del bar que acababan de abrir no sé dónde, de la película que no había que perderse en el cine, del sinsentido de todos estos excesos de comida, bebida y exaltaciones varias que propician estas fechas. Con ella, siempre terminaba uno riéndose porque con su ironía y su sentido del humor era inevitable. A veces, si el ajetreo lo permitía, tomábamos un vino al mediodía, midiendo que ese vino, en tal ocasión, no derivara en cuatro o cinco, porque había que llegar a la noche en correcto estado, no fueran a criticarnos las voces de aquella esquina. Y seguían las risas y el buen rollo, en ese bar recién inaugurado o en los de siempre, porque ella sabía ponerle la puntilla con elegancia a cualquier tema. 
Hoy no recibiremos la llamada de nuestra amiga. Pero en el recuerdo están todos aquellos momentos de amistad compartida (las risas, las risas). No es consuelo barato. Es tratar de aceptar con serenidad que hace tiempo que la vida va en serio. Brindaremos por ella. Y nos reiremos recordando alguna de sus gracias. 
Que tengáis una buena jornada. Y que no falten las risas, a pesar de los pesares. 

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