martes, 15 de septiembre de 2015

Amistad

Y de repente, como en tantas otras ocasiones, nos sorprendió la noche. Así viene sucediendo desde hace más de veinte años. Años en los que, como a todo el mundo, nos ha ocurrido de todo. Momentos de risas, como los que se quedan atrapados en las fotografías que conservamos, y momentos de menos risas, que mejor nos los guardamos para nosotros. La complicidad con las personas ni se busca ni se puede inventar: existe o no existe, y punto. Y con ella, Araceli, viene existiendo desde aquel tiempo en que éramos muy jóvenes los dos y buscábamos sin descanso: la diversión, las palabras, los amores, las oportunidades... Todos esos momentos -de risas y de menos risas- que conforman nuestras biografías. Nuestras tardes y amaneceres en común, que no son pocos. Nuestra amistad. Seguiremos haciéndolo, dejando que la noche nos sorprenda, esquivando todas esas trabas que la vida -tan puñetera, tan puñetera- nos impone, bebiendo copas de vino, riéndonos hasta de nuestras propias sombras. Como la otra noche.

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