domingo, 9 de febrero de 2014

La fragilidad de los padres

La fragilidad de los padres cuando llegan a viejos y, enfermos o a punto de estarlo, dependen de nosotros, sus hijos. La paciencia, el cariño y la comprensión que debemos mostrar con ellos en sus arrebatos, en sus rabietas, en sus preocupaciones, en sus problemas, en sus paranoias si la enfermedad está relacionada con los trastornos de la cabeza y ya se va haciendo presente en sus vidas. Creo que ése es el tema principal de la película "Nebraska", de Alexander Payne. Una película triste, hermosa, profundamente conmovedora. En un acertado blanco y negro que resalta la decadencia de un hombre que está convencido de un sueño -su sueño- y que se adecúa muy bien a la historia que se narra. Sin dramatismos (la contención es básica en la narración: incluso la espléndida June Squibb  -le daría sin dudarlo el Oscar a la mejor actriz de reparto- está contenida en el papel, vamos a decirlo así, más desatado), pero con una honda sensación de tristeza por el tiempo que se ha escapado, por la vida que se ha vivido y por la que no lo ha hecho. Por ese último sueño. Por sus ansias de alcanzarlo. De perseguirlo y de alcanzarlo. La historia de un viaje, en definitiva. El que emprende un hombre -fabuloso Bruce Dern: si de mí dependiese el Oscar también sería suyo, sin desmerecer lo más mínimo a Will Forte, en el papel de su hijo- que está convencido de que ha sido distinguido con un premio que viene en una revista de mala muerte. En ese viaje, aparecerán los miedos, los fantasmas, las inseguridades, las mentiras, las rencillas familiares... Las trampas y las zancadillas y las burlas de algunos que se tenían por amigos (ay) y la avaricia que surge en el resto de la familia cuando se huele un puñado de billetes y se adivina la posibilidad de atraparlos. La vida misma.   
Hay una escena en una de las mejores novelas de Soledad Puértolas, "La señora Berg", que me ha venido a la cabeza tras ver esta película. El argumento de la novela nada tiene que ver con el de la película, desde luego. Pero, casi en el tramo final de la misma, el protagonista -que no es la señora Berg, sino uno de los amigos de sus hijos, siempre fascinado por la propia señora del título-  visita a sus padres, ya enfermos, en la casa familiar. Cada uno está a lo suyo, con sus medicinas y sus cosas, entreteniéndose como mejor puede, esperando una visita o una llamada. Son apenas dos páginas tan extraordinarias que siempre me han conmovido. Reflejan a la perfección la fragilidad de la hablaba al principio, la de los padres cuando ya se han convertido en unos ancianos, cuando se avecina el final, lo inevitable. La propia Soledad reconoció que las había escrito poco antes de morir su madre, tras las visitas que hacía a la casa familiar y la abandonaba con aquella imagen muy viva en su cabeza.
La he recordado, sí, tras salir del cine y dejar a ese hombre en el final de su viaje, aferrado a su camioneta, disfrutando del que quizá sea uno de los últimos paseos, sosteniendo la dignidad, apoyado en su hijo. En esa mirada cómplice y comprensiva, que encierra en sí misma otro viaje.  
 

1 comentario:

  1. Ayer fui a ver Nebraska, lo cierto es que me había llamado poderosamente la atención el tráiler, pero esperaba tu comentario pues para algunas películas necesito un empujón. La verdad es que las películas en blanco y negro me dan un poco de miedo (hay otras películas como "La herida" que ahora con dos Goyas tendré que ver a pesar de mis reticencias iniciales que también me dan miedo) Creo que al cine hay que ir a pasar un rato sin más, a entretenerse, a empaparse con las historias de otros, pero no a pasarlo mal. El caso es que el tráiler de "Nebraska" me había llamado la atención por los planos donde se ve al protagonista Bruce Dern caminando torpemente por una carretera en dirección a no sé sabe dónde y por el blanco y negro. Bueno pues fui. La película es preciosa, pero no es para todos los públicos, lo mismo que no es para todos los públicos "La gran belleza" o "Una familia de Tokio" Entra dentro de lo que yo llamaría "película para ver sola" a pesar de que ayer detrás de mi había unas señoras que se pasaron todo el rato hablando (ahora entiendo a Jacque cuando se queja de que no paro de hablar en el cine, desde aquí le pido perdón y prometo no volver a hacerlo)
    Destacaría varias cosas:
    - la relación entre padre e hijo, de complicidad, el hijo en contra de todo y de todos colabora con su padre en la búsqueda de un sueño que sabe que es falso desde el principio;
    - la sintonía entre los hermanos cuando deciden vengar a su padre, ambos están viviendo momentos personales y profesionales muy diferentes, pero hacen frente común dando lugar a una de las escenas más divertidas de la peli (y hay muchas);
    - el papel de la madre, June Squibb, que a sus 84 años hace de una vieja mal hablada y mandona a la que estoy segura se le acabaría el mundo sin ese viejo que le hace la vida imposible.
    Y, por último, porque no me quiero extender pues al final creo que escribiré mi propia entrada (sobre todo para dejarme de ficción propia) no puedo evitar una reflexión sobre la diferencia entre "Agosto" dónde la relación madre-hija es frustrante y frustrada y "Nebraska" dónde la relación padre-hijo es tierna, amorosa y respetuosa.
    Los actores impresionantes, de Oscar como dice el otro Oscar, pero yo por encima de Sally Hawkis (que mira que era mi apuesta) igual se lo daba a June Squibb, sobre todo, por lo que comentábamos ayer de Tito Valverde y Antonio de la Torre en esto de los premios también hay que tener en cuenta la edad y las oportunidades que la edad les van a dar. No sé quizás Bruce Dern tenga suerte. A mi los otros no me gustan nada. Alguno nada, nada, casi como a ti la Streep.
    Un beso

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