domingo, 22 de septiembre de 2019

Meriendas

Aquella lejana tarde en Madrid, todavía con tiempo para entrar en el teatro, descubrimos una panadería. Y descubrimos que en la panadería había tarta de zanahoria. Pedimos un trozo para compartir y dos cafés. Aún era verano. Ni rastro de prendas de abrigo ni brisas suaves al atardecer. Las piernas cansadas de tanta caminata y la bolsa con libros recién comprados al lado, como preciado tesoro. Le hice una foto a la tarta y a los cafés, y la guardé en la memoria del móvil. Atrapar esos pequeños detalles para recuperarlos cualquiera de esas tardes eternas de domingo en las que todo parece imposible. En eso consiste todo esto: vivir y recuperar lo vivido. Y planificar, cuando sea posible, el regreso. La merienda, la caminata, los libros, el teatro... Volver a los lugares donde una fotografía captó, en toda su amplitud, el sentido de todo. La sensación de que no estamos perdidos. 

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