lunes, 23 de octubre de 2017

La fotografía de Jacki

La fotografía es impactante. Al principio, se creía que era una perra huyendo del fuego que asoló hace unos días buena parte del norte del país, aún asustada, con su cría calcinada agarrada delicadamente con los dientes. Luego se supo que era un perro, Jacki, que transportaba animales a un lugar donde no había llegado el fuego para enterrarlos. Sigue siendo una imagen impactante y muy emotiva, porque en ella está captada la verdadera esencia de los animales. Su nobleza. Su valentía. Sus sentimientos. Todo eso consigue transmitir la fotografía. La incomprensión y el miedo de un pobre animal por lo sucedido. Y por encima de esa incomprensión y de ese miedo, la fuerza de la naturaleza: un perro aferrado a los de su especie que fueron destrozados por las llamas, convertidos ya en una suerte de troncos que pronto se convertirán en añicos. 
Hacía tiempo que no me conmovía tanto una imagen. Sigue haciéndolo, pasados ya unos cuantos días. La vida siempre es más poderosa que todo lo demás. Incluso más que el fuego. 
Si estuviésemos en América, ese fotógrafo (Salvador Sas) se llevaría un Pulitzer. 

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