miércoles, 17 de febrero de 2016

Esos instantes

Hace un rato, en un brevísimo instante de este crudo y oscuro día de invierno, el sol hizo por aquí una fugaz aparición. Su luz se coló a través de los cristales y se posó sobre este lado del sofá donde Francesca suele apoyar la cabeza mientras escribo y donde yo, tratando (en vano) de concentrarme en el libro que tenía entre manos, confiaba. Cuando aquel trémulo sol desapareció, sonó el teléfono. Era la veterinaria. La operación había salido bien. Francesca estaba empezando a despertarse. Su cuerpo, débil pero con vida. Ahora toca esperar los resultados. Ahora toca seguir esperando. Y confiando. Una vez más. Como siempre. La vida, aquí, ahora, abultada de brevísimos instantes.

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