Marianne Faithfull. Todo queda y todo se ha apagado de pronto. Su música, su leyenda, su voz. Todo eso, entonces y ahora. La carcajada, los excesos, la voz dulce de los veinte años y la voz ajada que vino después. Los amores, el talento, la libertad, las drogas, la sabiduría, la anciana que se resistía a abandonar los escenarios, la anciana que se fue apagando. La mujer, tan admirada desde la juventud, a la que tuve a escasos metros en el teatro Jovellanos en una de las noches más memorables que recuerdo. Los pies, las manos, la picardía, el traje gris, la camisa blanca, los labios pintados de un intenso rojo... No era una muñeca, no era un despojo: era una señora monumental. Casi al alcance de una mano, la mía. Working class hero y todas las demás. La mujer rubia que se construyó a sí misma haciendo siempre lo que le dio la gana, incluso si ese deseo estaba cerca de la destrucción. Cuidado ahí: ella misma dijo que no era una superviviente, como tantas veces la definieron, sino una ganadora. Claro que sí: no hay más que echar un vistazo a su larga y fructífera carrera para comprender sus palabras. 78 años que quedan para la historia de la música, del arte. Sólo la muerte, que tantas veces quiso alcanzarla, ha sido capaz de escribir el fin de esta historia. Esa muerte que, como un cuento de Fleur Jaeggy, me deja esta noche un escalofrío por todo el cuerpo. Y la admiración intacta.
jueves, 30 de enero de 2025
miércoles, 29 de enero de 2025
Maribel Verdú y Mi madre y yo
Sinceramente, respetando las creencias de todo el mundo, no considero que haya otra vida después. Ni cielo, ni infierno, ni todas esas cosas que nos inculcaron de pequeños a varias generaciones. Tampoco creo en señales ni historias así. Los muertos permanecen, según fuese nuestra relación con ellos, en nuestra memoria y en nuestro pensamiento. Mi madre -que fue una madre mayúscula- está presente todo el rato, pero ni hablo con ella ni cosas parecidas que algunas personas sí hacen (y que, insisto, respeto) y así me lo comentan. Sin embargo, ayer ocurrió una cosa curiosa. Había salido a hacer unas compras por el barrio con mi hermana. Alrededor de la una, con todo hecho, empezó a llover con fuerza. La tormenta nos sorprendió delante de un bar donde mi madre y yo íbamos casi a diario y al que no volvimos desde su muerte. Nos planteamos, ante aquel diluvio, entrar a tomar un vino a ese bar. Sirven vinos buenos y abundantes, cosa que no está muy de moda últimamente. Nos sentamos, pedimos el vino y justo cuando la camarera dejó las copas sobre la mesa, me llegó el mensaje de Maribel Verdú hablando en IG de mi libro. Casualidad, sin duda. Por esa casualidad, el mensaje, ya de por sí emotivo, cobró más fuerza si cabe. Allí, en aquella mesa en la que tantas veces habíamos compartido charlas y risas con mi madre, la gran actriz escribía sobre ese libro tan especial. Nos emocionamos doblemente: por el comentario de Maribel y por lo mucho que mi madre se hubiese alegrado por ello. Con la trastienda de la noticia que ayer publicaba por aquí, os doy las gracias a quienes os alegrasteis por ello. Y también a Cristina Pineda, editora de Tres Hermanas, por las palabras que me escribió.
martes, 21 de enero de 2025
Nieve negra
No he podido (ni querido) dejar de poner algunos rostros a determinados personajes, si alguien descubre el gran material que aquí hay para una película. Y así la Viuda, pese a que Torres la define como una mujer alta, tendría el rostro y la voz que los años le han puesto a Victoria Abril. Esa Victoria Abril con arrugas, la voz a dos pasos de la de Lola Gaos y ese dominio que, ya en el papel, hiela la sangre. Pero esto ya son cosas mías: lo fundamental es recomendar esta novela tan bien escrita, tan cuidadosamente editada.
sábado, 18 de enero de 2025
Babygirl
(Advertencia: puede que este comentario sobre 'Babygirl contenga spoilers)
jueves, 16 de enero de 2025
Fotografía, 1988
Un amigo sube a Facebook una foto del cine Proyecciones de Madrid, año 1988. Y en la fachada, un enorme cartel de la séptima película de Pedro Almodóvar, 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'. Cómo me emociona esa foto. El cine, el cartel, la película, el año... El tiempo transcurrido. Las risas y las lágrimas. Las presencias y las ausencias. Las ilusiones y las ilusiones perdidas. El camino recorrido y el camino que queda por recorrer. Y el modo en el que lo recorreremos. Tantas palabras escritas, tantas incógnitas. Todo está ahí, en esa vieja fotografía.
sábado, 4 de enero de 2025
Año nuevo
Hay tanta gente por la calle que a veces cuesta caminar por los lugares de siempre. Intuyo lo que anda buscando toda esa gente (regalos, reencuentros, copas), lo que no sé muy bien es que hago yo ahí.