miércoles, 13 de febrero de 2019

Hacer radio

En la cocina de la casa de mis padres, en mi cocina, en el estudio, en la habitación, en el coche, en el tren, en la playa, en las librerías en las que trabajé... La radio siempre está ahí, acompañándome. De día y de noche. Con música o con programas de todo tipo, según el momento. Es pasado y es presente. Es memoria. Es evasión. Es un susurro. Una voz cálida, una voz profunda, una voz reconfortante. El latigazo que te provoca una mala noticia, la euforia que te invade al escuchar una buena. Los paisajes a los que nos transporta una magnífica historia. Una historia bien contada. Una canción que te lleva a la infancia o a un lugar donde fuiste muy feliz. Una voz que tiene el mismo poder. El mundo entero ahí, en ese aparato, a tu disposición. Algo tan sencillo (tan complicado) como eso. 
He visto a grandes profesionales de la radio trabajar en directo. He observado en muchas de esas personas la misma pasión que veo en esas otras personas que se suben a un escenario cada tarde. Les he visto hacer radio -esas dos palabras, hacer radio- con la misma naturalidad con la que respiraban. Tantos momentos. Los conservo todos como se conserva un buen recuerdo o un pequeño tesoro. Esos instantes en los que tú estás dentro de la radio. 
En realidad, señale lo que señale hoy el calendario, los días de radio son todos los días. 

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