sábado, 3 de diciembre de 2016

Seis años después

Ayer se cumplieron seis años de aquella tarde en la que el responsable de la librería en la que trabajaba me llamó a su despacho para decirme que a finales de diciembre se echaba el cierre. ¡Seis años ya! Han sido años muy duros, como cualquiera puede imaginarse. En todos los sentidos: en lo económico y en lo profesional. Para no volverme loco o convertirme en uno de esos tipos que están bebiendo vino en las tabernas a las nueve de la mañana (todo mi respeto por ellos, cuidado), me aferré a la escritura (nada nuevo) y a mi familia (tampoco era nuevo). Mi vida ha cambiado por completo y, cumplidos los 45, las cosas se complican aún más. Soy consciente de ello. Más aún en una provincia tan castigada por la crisis como ésta. Por todo ello, y algunas cosas más que se develarán en el libro, comencé en enero a escribir un diario, algo que no había hecho nunca, ni siquiera de adolescente, cuando nos regalaban alguno de aquellos diarios de tapas granates que se cerraban con una llavecita dorada. Se publicará esta primavera. Y aunque recorre seis meses de mi vida (finaliza el día del cumpleaños de mi madre, en junio), en cierto modo abarca estos seis años de los que hoy, al recordar aquella fecha, os hablo. He llegado hasta aquí, sigo sin beber vino a las nueve de la mañana, escribo sin descanso y mi familia continúa apoyándome. A veces río y a veces lloro. Pero eso le pasa a todo el mundo, ¿no?

1 comentario:

  1. Espero leerlo pronto. Gracias por compartirlo con tus lectores, Ovidio.

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