sábado, 28 de mayo de 2016

27 años sin la abuela Virginia

Hoy se cumplen 27 años de la muerte de mi abuela Virginia. A veces pienso que me gustaría tener la capacidad para no recordar este tipo de fechas, pero es inevitable: tengo buena memoria y la abuela, a pesar de que se murió cuando yo tenía 17 años, fue una mujer muy importante en mi vida. La recuerdo cada día, aunque casi nunca le digo nada a mi madre para no ponerla triste. Ese mismo día, el de su muerte, me dieron mi primer premio literario. Fue algo extraño. Por un lado, la euforia del premio por aquel relato. Y por otro, la pena que sentía por su desaparición. Ser consciente a los 17 años de que no vas a volver a ver a una persona a la que quieres tanto es algo duro, difícil de asimilar. Por muy maduro que seas, la fragilidad de ese edad no puede evitarse. Aunque, por otro lado, supongo que también es complicado asimilarlo tengas la edad que tengas. Aquel día llovía y hacía frío. Hoy luce el sol. 27 años son muchos años, lo sé. Pero, quizá por el hecho de recordarla cada día, parece que aquel día de lluvia y frío hubiese sido ayer mismo. Aún puedo sentir su risa y las caricias de sus manos siempre heladas. Las uñas pintadas de un rosa discreto. Aún puedo sentir todo eso, sí, aquí, muy cerca, todos los días. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario