miércoles, 24 de septiembre de 2014

Todos esos años atrás

Sobre el deseo, el rencor, el perdón, sí, sobre todo eso, tan humano (y, a veces, tan pesado, tan enrevesado), versa la nueva novela de Javier Marías. Estamos en Madrid, en 1980. Un matrimonio en decadencia, con múltiples conflictos y secretos, y el narrador, un chico que por aquel entonces tenía veintitrés años (aunque cuenta la historia desde el presente, mucho después de aquel tiempo en el que la gente de Madrid apenas dormía, como se apunta en el texto: el despertar después de cuarenta años de dictadura, la alargada sombra de aquellos cuarenta años -las tropelías, las injusticias, los abusos: muy presentes aquí-, los bares de moda que empezaban a surgir, los años de la famosa movida y todo aquello), que entra en la casa como ayudante del marido, director de cine en horas (más o menos) bajas. Se intuye una traición (algo terrible). Y el narrador, obedeciendo las órdenes del director de cine, se empeña en la búsqueda de esa traición. Podríamos decir que así da comienzo la historia. Donde están presentes muchos de los acontecimientos de la reciente historia de este país. Y no tan reciente. Se repasa buena parte de ese tiempo, el reciente y el menos reciente (de aquellos barros, ciertos lodos intolerables). Y algunos breves tramos de la historia del cine, sobre todo los referidos a secundarios conocidos y menos conocidos, de paso por aquí. En la investigación, empiezan a salir a flote datos, escenas imprevistas, extraños viajes al fin de esa noche madrileña, retorna el pasado y sus consecuencias y sus tropelías (la endiablada presencia de la guerra y de lo que vino después, aquellos cuarenta interminables años). Y en medio de todo ello, narrado con la maestría habitual de Marías, la historia de una mujer, la mujer del director de cine en horas (más o menos) bajas, Beatriz Noguera. ¡Qué gran historia la suya! ¡Cuántos matices, pliegues, recovecos, fragilidades! Sin duda, a mi juicio, es el mejor personaje femenino de la literatura de Javier Marías: por su hondura, por su miedo, por su inseguridad, por su dolor, por su complejidad, por su belleza. Los secretos surgen a la superficie. Las heridas se ponen al descubierto. Son trepidantes los tramos dedicados a ella, donde uno va sabiendo y queriendo saber más. Uno desea que esa mujer, Beatriz Noguera, no desaparezca en ningún momentos de las páginas que estamos leyendo. Tal es la fuerza del personaje. Lo que esconde detrás de un matrimonio en decadencia. Esa mujer, tocando el piano, destinataria de todos esos abrazos rotos. Y el silencio.
No sé si "Así empieza lo malo" es la mejor novela de Javier Marías: creo que eso poco importa a estas alturas. Difícil escoger entre tantas y tantas páginas excelentes, inolvidables. Sé que es una gran novela, donde historias dentro de historias encierran una narración potentísima y conmovedora. La existencia de un puñado de personajes que, ya que hablamos de cine, podrían ser material para una buena película. Con ese personaje central femenino sobre el que, más allá de secretos y mentiras y traiciones (acontecimientos terribles), giran los demás dominándolo, acaso sin querer, todo. Tan turbadora es su presencia. Como lo es, sí, la propia y deslumbrante novela.  

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