viernes, 12 de octubre de 2012

No todo está perdido

Llegar a casa después de una larga caminata y descubrir que, sobre la mesa, al lado del ordenador, hay dos regalos. No hay misterio ninguno, pese al brillante papel que los envuelve: se trata de dos libros. Dejas por un momento lo que estás preparando (la cena) y te acercas a ellos con la misma emoción con la que te acercabas a los regalos de Reyes, aquellas gloriosas e inolvidables mañanas de enero, antes y después de conocer la verdadera identidad de los tres famosos Magos. Dos libros: puedes intuir cuáles son. O quizá no. Tal vez sean otros. Ah, la sorpresa. Ahí está la gracia: el hilo que ayuda a tirar hacia delante. Son para el domingo, dice una voz a tu lado. No, no, mejor hoy, apuntas. Hay todo un largo fin de semana, muchas horas por delante, y así puedo aprovechar, añades. Está bien, mejor hoy, dice la otra voz. Desenvuelves los paquetes con nerviosismo, con la misma emoción con la que abrirías el sobre que contuviese, por ejemplo, dos pasajes para Nueva York o el contrato para trabajar en una librería. No puedes evitarlo. Si una cámara registrase ese momento, captaría el brillo de los ojos, el nerviosismo de las manos, el aceleramiento del corazón. Sí, incluso eso: las cámaras siempre lo captan todo, no hay quien las engañe. Ellas, las cámaras, saben si estás triste o tienes resaca, si estás eufórico o te acabas de levantar, si tienes sueño o quieres que se acabe el mundo en ese preciso instante. No, mejor no engañarlas. Ese, creo, más que ningún otro, es el truco de la fotogenia. Javier Marías y John Banville. Un volumen de cuentos y una novela, "Antigua luz", la última del escritor irlandés. Los que esperabas, sí. Los que llevabas días anhelando desde que sabías de su aparición en este mes, octubre, el de tu cumpleaños, día catorce. Cuarenta y un años, y dos libros. Sabes que esta vez no habrá más regalos (qué se le va a hacer), pero no está mal. Nada mal. Pensar en lo que viene ahora, después de la cena, sentarte en el sofá, sentir que el frío y la lluvia ya están haciendo su aparición al otro lado de la ventana, disfrutar de esas lecturas, olvidarte de todo lo demás, crisis incluida. Todo eso te hace feliz. Consigue hacerte alejar esos pensamientos, que los meses van pasando y que la situación económica no mejora, que no se vislumbra el final del dichoso túnel. Pero nada de eso importa ahora. Tienes los dos libros que más deseabas en este momento. Y te lo has regalado quien tú querías que lo hiciese. ¿Qué más se puede pedir? No seamos avariciosos y no pidamos, por hoy, nada más. Que salga el sol por donde quiera. La literatura puede con (casi) todo. Pongámonos a soñar. Disfrutemos de esas páginas. No todo está perdido, piensas. No siempre, al menos.

4 comentarios:

  1. Haces bien, Ovidio,en anticipar tus regalos del cumpleaños. No creo que sean los únicos. Seguro que María, a la que le quedan muy bien los gorritos de colores,ya te tiene otro. O tu mamá,que te conoce tan bien oyéndote hablar por el teléfono te tiene una hermosa sorpresa. O Íñigo,que seguro sabía que abrirías el paquete de brillante papel y cuenta con un "plan b" para el mero día.O Samuel, el de Trabe.O alguno de tus lectores de Oviedo, de Gijón, o de Madrid, o de Nueva York, o de México¿Por qué no?.Disfruta de lo que te define desde niño; la lectura. Lo demás ya vendrá. Que yo sepa nada está perdido. Un abrazote Ovidio.

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  2. El lado positivo de la ilusión nunca se pierde.

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  3. Felicidades adelantadas, Ovidio.Me encanta el regalo, pero te diré algo: no te hacen falta más regalos. Tienes la compañía que deseas y un libro tuyo en las librerias, así como muchas personas que te seguimos admiramos. Lo tienes TODO ganado!!!.

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  4. ¡Hola Ovidio!
    Acabo de abrir,para leerlo con avidez, tu libro"Ventanas compartidas" y me he encontrado con un problemón. Acabo de leer el hermoso prólogo de Maruja Torres y me he dado cuenta de una cosa sorprendente: lo que ella dice es casi lo mismo que lo que yo te puse ayer al terminar de leer "El extraño viaje".Lo de la orfebrería-que fue lo que más me sorprendió-,la celebración de la vida y algunas cosas más. Me gustaría aclararte,si ello fuera posible, que en modo alguno leí ese prólogo para hacer mi reseña particular.Pudiera parecer que sí, pero no.Los libros los leo conforme fueron escritos.No me gusta ojearlos antes(pierden el encanto).No lo he hecho nunca.De "El tiempo que vendrá"no tengo la más remota idea hasta que lo lea.Estoy desolado.Puede dar lugar esto a una sospecha injusta,a una interpretación equivocada del sentido de "mi" reseña(que por otra parte hice en caliente y con todo el cariño que me fue posible)No me jacto de nada,y con bastante probabilidad mis palabras suenen un tanto necias,pero es una coincidencia asombrosa nada más.En todo caso queda esto como aclaración...No se me ocurre nada más que decir. Gracias por tu comprensión.

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