sábado, 6 de diciembre de 2025

Nuevo trabajo

Mis primeros diez días de trabajo en la mítica librería Maribel. Aunque estoy un poco cansado (horario de tienda, ya sabéis), todo va bien. No siempre puedo vender lo que me gustaría, pero yo no dicto las normas del mercado ni de los gustos personales. Cuando me piden consejo, lo doy. Y ahí doy rienda suelta a mi entusiasmo. Ya tengo en las estanterías mi libro y algunos de los vuestros (voy poco a poco, otros ya están de camino). Y lo dicho: aquí os espero.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Esto no es un adiós

Pasamos buenos momentos allí. Las cervezas del verano, los vinos de los viernes, las copas de los cumpleaños o de Navidad (cuando mamá vivía y todavía existía ese período), los desayunos con mamá antes o después del paseo. Era un bar pequeño, de esos de toda la vida, con encanto. Lo mejor, sin duda, era la terraza, donde siempre tenías sol. Lo regentaba un matrimonio, Geles y Manolo. Educados, cariñosos, generosos, siempre amables. La vieja escuela de la hostelería, que sigue siendo la mejor escuela. Allí, mientras Íñigo terminaba de trabajar, escribí algunas líneas que hoy están en varios de mis libros. Allí recibí la noticia de las (cinco) veces que quedé finalista del Premio de Poesía Jovellanos. Allí hicimos planes de vacaciones y allí, sin más, dejamos pasar la vida cuando se hacía demasiado complicada y tenías la necesidad de evadirte. Leer un periódico (o ese libro que te acaba de mandar alguna editorial) al sol también es una aconsejable manera de evadirse. Hace unos meses, con el cartel de SE TRASPASA en el cristal, nos contaron que a final de año Manolo se jubilaría y ese final de año ya está aquí. La verja lleva días echada. No tuvimos tiempo de despedirnos, pero estas palabras no son un adiós. Son la constatación de que la buena gente y la profesionalidad también pueden ir de la mano. Y de que la vida, ya de otra manera para todos, continúa. Que os sea propicia, eso es lo que os deseamos, amigos

jueves, 6 de noviembre de 2025

Presentación en La Buena Letra de Gijón

"Muy interesante el libro de relatos de Ovidio Parades en Tres Hermanas. Relatos breves que no cortos en femenino plural. Voces y ecos, madres e hijas y nietas y amigas. Un coro de voces complementarias que crean un tapiz complejo. Lo mejor: la capacidad del autor para elegir ese momento exacto de la vida de cada mujer que nos permite atisbar cuál ha sido su vida hasta entonces y cómo será lo que le puede quedar por vivir".


Muchas gracias, Ramón Bascuñana. 

Con estas palabras, os recuerdo que mañana presentamos el libro en La Buena Letra de Gijón, a las 20 horas, con Rafa y Mariajosé Menéndez, que leerá uno de los relatos. 

Y si llueve, que llueva. 

martes, 4 de noviembre de 2025

Graciano García sobre mi nuevo libro

No puedo estar más agradecido por estas palabras de Graciano García García, Director Emérito Vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias:

"Acabo de recibir la muy reciente publicación de Ovidio Parades, de quien mi admirada amiga y gran escritora Rosa Montero dice que es “un escritor formidable” y yo digo que es, además, una luz brillante en nuestro panorama cultural. Y que no tardará en saltar fronteras".

Diane Ladd

Era una actriz de la vieja escuela. Lo mismo hacía cine con directores de prestigio (Scorsese, Lynch...), que representaba a Tennesse Williams o se embarcaba en un secundario en una serie de mayor o menor calidad. En la línea de Colleen Dewhurst o la mismísima Gena Rowlands (aunque a Ladd le faltó un Cassavetes que crease para ella papeles de altísimo nivel). Tenía estilo, carácter, encanto, personalidad y talento. Y recordabas sus interpretaciones por la fuerza que imprimía en cada trabajo. Por la camarera de 'Alicia ya no vive aquí' se llevó un BAFTA, pero tenía que haberse llevado todos los galardones de aquel año. Le faltaron, como a tantas y tantos, premios. No importa demasiado. Poseía una cualidad (un don, o como se quiera llamar) que no alcanza a todo el mundo: veías lo que fuera donde ella apareciese, ya fuese una película de culto o un telefilme de sobremesa. Era, sí, una actriz de la vieja escuela. Y grande de verdad. Descanse en paz, Diane Ladd. 

domingo, 2 de noviembre de 2025

César Inclán escribe sobre Frances Farmer no murió en Seattle

Lo primero que observé, al tener en mis manos el nuevo libro de relatos de Ovidio Parades, fue que la colección de la editorial Tres Hermanas de la que forma feliz parte "Frances Farmer no murió en Seattle", como así se titula la obra del escritor ovetense, se llama Tierras de la Nieve Roja (más tarde explicaré el resorte que en mi memoria ha despertado ese nombre). Después, me fijé con deleite en la fantástica portada del libro, un artefacto estupendo como objeto, en cuya cubierta aparece el detalle de un retrato de Frances Farmer, actriz estadounidense de vida fascinante y terrible a la vez, nacida en la ciudad de Seattle en septiembre del año 1913 y fallecida en Indianápolis en agosto de 1970. Ya más tarde, pude adentrarme en este magnífico libro de Parades (pocos autores dominan como él la narración del universo femenino), donde el autor nos muestra a mujeres anónimas, todas menos la que da precisamente título al libro, de las que conocemos en momentos críticos de sus vidas historias extraordinarias que son a su vez cotidianas (qué acertada aquella cita de Ricardo Piglia que Parades elige para abrir el libro: "la literatura se construye sobre las ruinas de la realidad").

Los relatos del libro aparecen de manera sutil engarzados unos a otros, como un misterioso mapa de vidas cruzadas que nos remite, claro, a la obra maestra de Robert Altman pero sobre todo a los cuentos de Carver, y que nos llevan hasta esa última pieza dedicada a la ya citada Frances Farmer durante sus últimas horas de vida en Indianápolis, aquella mujer a la que una tarde vería en un cine de barrio de Valladolid en la película "Rivales", cinta dirigida por Howard Hawks y William Wyler, y a quien daría vida una maravillosa Jessica Lange en "Frances". Pero antes de terminar estas líneas vuelvo a lo que decía al principio para recordar, al observar el título de la colección en la que se incluye este libro, aquella imagen grabada en mi memoria en la que una mujer rubia, con cierto parecido físico a la Farmer, golpeaba un balón sobre esa nieve que ardía en la ciudad de Belgrado ante el guardameta yugoslavo Ratomir Dujkovic, que años más tarde habría de jugar en el equipo de la ciudad natal de Ovidio Parades, una mujer anónima de quien el autor ovetense podría sin duda imaginar y ficcionar sobre aquella vida construída sobre las ruinas de la realidad, o por decirlo de otra manera, volviendo al escritor argentino Ricardo Piglia, del otro lado de los libros, luego de atravesar la superficie negra y blanca de las palabras impresas, más allá de un jardín y una verja de hierro, el mundo parece irreal o, mejor, el mundo es esa misma irrealidad.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Segunda edición de Frances Farmer no murió en Seattle

Gracias a quienes por aquí lo estáis haciendo posible, gracias a las personas que no están en redes y también lo están haciendo posible. Gracias por todos los comentarios. Va por todas esas mujeres que están en el libro. Va por Leonard Cohen, por Javier Marías, por Romy Schneider, por Ellen Burstyn y, naturalmente, por Frances Farmer (todos están en el libro). Va por la madre de Íñigo y por mi madre, allá donde estén.

Muchas gracias.