lunes, 4 de mayo de 2020

Intruso

Dos años después de dirigir 'Amantes' (¿su mejor película?), Vicente Aranda vuelve a adentrarse en el complejo mundo de las relaciones amorosas a tres bandas en 'Intruso', que anoche volví a ver. Muy compleja dentro de su aparente sencillez, asfixiante por momentos, con un escenario casi teatral. En ella, Aranda rastrea con minuciosidad en los sentimientos más elementales. En el amor, naturalmente. Y en el deseo. Una mujer (una -de nuevo- deslumbrante Victoria Abril, muy alejada de su personaje en 'Amantes') se sitúa en el centro de dos hombres, Imanol Arias, que borda su papel, y Antonio Valero, que mantiene muy bien el tipo frente a estas dos fieras. El amor, el deseo y, una vez más, la muerte. Una espiral -el amor, el deseo, la muerte- por la que se deslizan sin remedio los tres protagonistas. Una espiral que conmueve y abrasa en ocasiones con un silencio, una mirada o uno de esos arranques de Abril casi violentos de tan intensos que desmenuzan por completo la complejidad del alma humana y su retahíla de sentimientos. 
Con sus más y sus menos, con sus grandes aciertos y algunos despropósitos (lógicos en una carrera tan extensa y diversa), Aranda siempre es un director a tener en cuenta. Su obra no debería caer en el olvido.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario