Esta mañana, al abrir la ventana del estudio, percibí la música que alguien en el edificio de enfrente estaba escuchando. Una cantante de coplas antiguas que se parecía a la Piquer pero que no era la Piquer. Ahora, de ese mismo lugar, alguien que no es Bob Geldof canta 'I don´t like mondays'. Es una versión más lenta que la original y más larga. Parece una grabación en directo. Suena una y otra vez. Como esas veces en las que, más melancólicos que eufóricos, escuchamos constantemente la misma canción, pensando que tal vez de ese modo el mundo y todos sus problemas pudiesen quedarse al margen de esos cinco minutos.
Es asombroso cómo a veces nuestros estados de ánimo se acoplan a los estados de ánimo de gente a la que ni siquiera podemos ponerle rostro, una tarde cualquiera de verano.
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