sábado, 27 de abril de 2013

El dolor desnudo

El dolor. Ahí está: implacable, desnudo, brutal. Casi como un personaje más. El dolor de unos padres ante la muerte de su hijo, de su único hijo. La diferente manera que tiene cada uno de ellos de encarar ese dolor, de afrontarlo. Los años compartidos, los años separados, las ilusiones, los recuerdos, la pérdida de los sueños... La forma en que uno se agarra a ese dolor o a la huida, que es otra forma de asumir el dolor, dejándolo atrás o no. Isabel Coixet ha dirigido una de sus mejores películas, "Ayer no termina nunca". Una de las más bellas y terribles. No es fácil para todo el mundo enfrentarse de un modo tan descarnado y contundente al dolor. Lo sé. Lo que demuestra, aún más en estos tiempos que corren, la valentía de su directora. Puntualizo: no es una apuesta radical, sino valiente.  Dos personas -un hombre y una mujer- hablando de sus sentimientos. De esa manera de encarar el dolor, de enfrentarse o de convivir ineludiblemente con él. De los resentimientos, de lo complicado que resulta vivir tras una tragedia de estas características. De lo complicado que resulta hacerlo, vivir, en general. De todo eso nos habla esta formidable película. No hay adornos, no hay máscaras, no hay maquillajes. Sólo dos rostros erosionados por los años y las consecuencias que a veces acarrea el mero hecho de estar vivos. Para una película así se necesitan dos intérpretes cuya fuerza se vea representada tanto en una mirada como en un grito, en una palabra pronunciada o en una de esas palabras que se guardan para no herir en exceso o hacer aún más salvaje la función, ya bastante salvaje de por sí. Javier Cámara es un actor que puede hacer creíble cualquier personaje que se le ponga por delante, y aquí vuelve a demostrarlo. La evolución de su personaje es asombrosa, escalofriante: de su frialdad inicial al derrumbe posterior. Con los ojos, risueños o empañados, puede decir lo que le venga en gana. Y Candela Peña se sitúa por derecho propio entre Victoria Abril y Anna Magnani. El dolor de su mirada, el tono de su voz rasgada, las magulladuras de los (pese a todo) supervivientes: todo eso está ahí, en este prodigio de actriz.
"Ayer no termina nunca" no es un poema, ni una noche feroz, ni un baile al fondo de la oscuridad. O sí, puede ser que sea todo eso. Y muchas cosas más. La luz y la penumbra. La desolación y las maneras de encajarla. La miseria del tipo que sea y la firmeza de agarrase a clavos ardiendo para dejarla atrás. Unos ojos que se cierran y que regresan al principio de todo para hallar un poco de consuelo, para descansar, para continuar el viaje. O volver, renovados o no, a empezarlo.

2 comentarios:

  1. Pues sí, lo más terrible que puede suceder es sobrevivir a los hijos.

    ResponderEliminar
  2. He tenido la suerte de poder ver la película en el festival de cine de Málaga, y asistir a la rueda de prensa posterior a la que asistieron la Coixet y Candela Peña.A la salida las pude saludar y felicitar en persona. Fantásticas. Candela, inconmensurable.

    PD: Como sé que te gusta tanto el cine, te he recordado durante el festival. Sé que lo habrías disfrutado sobremanera. Un saludo.

    ResponderEliminar