La sencillez formaba parte de la grandeza interpretativa de Michel Piccoli, que murió el pasado 12 de mayo a los 94 años, según acabamos de enterarnos. Esa sencillez que caracteriza a los tipos corrientes que, de repente, se ven envueltos en circunstancias insospechadas, extrañas, inesperadas, absurdas, extravagantes. Las cosas de la vida, en palabras de Claude Sautet. Algunas de las cosas de la vida. Así, por ejemplo, en películas como 'Trío infernal', 'La grande Bouffe' o 'Tamaño natural'. También con un punto de picardía, de gran vividor, de sibarita, de seductor, de elegante hombre francés que estaba un poco de vuelta de todo, incluso a veces con otro punto de hombre sofisticado (sin abandonar la sencillez a la hora de interpretar), resolvía con solvencia cualquier papel que se le ponía por delante.
Interpretó en teatro 'El mal de la muerte', uno de los textos de Marguerite Duras sobre el deseo. Escribe Duras: "Usted quiere probar, probar muchos días quizás. Quizás muchas semanas. Quizás hasta toda la vida. Ella pregunta: ¿Probar el qué? Usted dice: Amar".
Amar, probablemente, las mejores cosas de la vida, hasta los 94 años. Si uno se fija bien, en los ojos del actor, incluso en los ojos del actor convertido ya en un anciano, puede adivinarse eso.
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