sábado, 30 de abril de 2022

Madeleine Collins

Dicen que si  Hitchcock, que si Buñuel, pero, esencialmente, yo veo la influencia clara de Chabrol. Un Chabrol elegante, malévolo, arrollador, diseccionando con frialdad y sabiduría la decadencia humana, las cloacas que se ocultan detrás de algunas vidas acomodadas, las vísceras que en vano intentan taparse. Que es, sin duda, el mejor Chabrol. Virginie Efira y Quim Gutiérrez están fantásticos. Y luego, Jacqueline Bisset (otro toque del añorado Chabrol): qué belleza, qué elegancia, qué manera de aprovechar sus diez minutos en la película. Qué gran actriz. Y, como tantas compañeras, qué desaprovechada.

Un prólogo muy potente. Lo que se dice y lo que no se dice. La información que se brinda al espectador y la que éste se imagina. Inteligentes giros de guion. Buenos diálogos. "Algunos hombres te invitarán a cena. Yo te invito a ser quien quieras ser", dice uno de los personajes secundarios, ofreciendo la clave (una de ellas) de la película. Intérpretes bien dirigidos. Y las respuestas que debes buscar después de verla, atrapando cabos sueltos, pequeñas pinceladas, detalles con importancia. 'Madeleine Collins', en Filmin, dirigida con estilo y talento por Antoine Barraud. 

jueves, 28 de abril de 2022

Shirley MacLaine

Shirley MacLaine cumplió ochenta y ocho años el pasado domingo. Ya sé que no se puede ser muy original: cualquier palabra elogiosa hacia ella resultará repetitiva. Leyenda viva. Mito. Una de las mejores actrices del cine. Todo eso, sí. Ya lo hemos dicho o leído más veces, qué importa. Es rigurosamente cierto. Y la verdad siempre es lo que cuenta en estos casos. La verdad siempre va por delante. La verdad que hay en cada una de sus interpretaciones. La verdad de la señorita Kubelik, aquella ascensorista que saludaba a diario a Jack Lemmon en la película de Billy Wilder. Y su cara en aquel final antológico que nunca nos cansamos de ver, sea o no sea Nochevieja. Esa sí que era una gran verdad. Solo por esa interpretación, sin Oscar, merecería estar donde está. Pero la carrera ha sido larga (no tanto como la ceremonia de los Oscar en la que recibió el premio, como ella misma, emocionada y sarcástica, reconoció) y repleta de muchas verdades. Con muchos directores importantísimos detrás: Hitchcock, Minnelli, Wilder, Wyler, Wise, Fosse... Y otros tantos intérpretes enfrente, masculinos y femeninos, con los que creó momentos inolvidables. Ahí están Lemmon, Hepburn, Bancroft, Nicholson, Winger, por citar solo a algunos, que la lista es tan larga como impresionante. Otro tópico y otra gran verdad. 

Esa cara de Shirley pasando de la risa al llanto, ese nudo en la garganta, ese ojo vidrioso, ese ojo encendido, esa carcajada sonora, esa contención, esa mueca sarcástica a la que no hace falta añadir palabras, esa ingenuidad, esa decisión, ese patetismo, esa desazón, esa ternura, esa sabiduría, esa naturalidad...
Los dedos de Shirley jugando con el botón del ascensor, alzando el sombrero y las piernas, las medias verdes y el perrito y el cigarrillo de medio lado, la impotencia en el rostro por los rumores de quien siempre tiene mucho que callar, las manos cubriendo la cara por la pérdida de una hija o sujetando una absurda peluca, las manos sobre un piano mostrando decisión y empatía, la mirada de quien ya está de vuelta de todo y sin embargo aguarda la sorpresa... 
Esa manera de hacer sencillo lo complicado. Esa grandeza. 
Shirley MacLaine. Irrepetible. No es tópico (o sí, qué más da): es verdad. Gran verdad. 

miércoles, 27 de abril de 2022

Inspector Venn

Una mujer machacada por el miedo y la violencia machista. Determinados fanatismos religiosos y los peligros que de ahí se derivan. Un inspector gay que acaba de perder a su padre y que regresa con su marido al lugar donde transcurrieron los primeros años de su vida. (El hecho de que sea gay tiene todo el sentido dentro de la historia, no se trata de algo forzado ni para cubrir el expediente). Y un asesinato, claro. Una trama sólida. Unos personajes bien trazados. Una manera realista y nada frívola de acercarse a la homosexualidad. Y cómo las piezas, abriéndose paso entre dolor y silencios y ráfagas del pasado, van encajando. Un notable Ben Aldridge al frente. Grandes intérpretes secundarios, encabezados por la estupenda Juliet Stevenson. 'Inspector Venn' ('The Long Call', en el original, basado en una novela de Ann Cleeves). Está en Filmin. 

viernes, 22 de abril de 2022

Cristina Peri Rossi

Y entonces te das cuenta de que han pasado treinta años. Y te ves allí, en la librería de viejo Valdés, auténtico icono de la ciudad, templo para el rastreador de historias y papeles descatalogados, rebuscando libros. Toda clase de libros, toda clase de géneros. Buena literatura. Buenos precios. Cristina Peri Rossi también estaba por allí, en aquellos estantes atiborrados, en aquellas mesas donde no cabía un solo papel más. La escritora hablaba claro sobre el deseo hacia otras mujeres, sobre el exilio, sobre el amor, sobre Cortázar, sobre el jazz, sobre París, sobre aquellos días en un hotel de Nueva York... Poemas y cuentos. Realidades y deseos. El tránsito hacia la madurez. Lo cotidiano convertido en literatura. Qué valiente nos parecía entonces, qué atrevida (como Terenci). Treinta años atrás las cosas relacionadas con el amor y el deseo con personas del mismo sexo, seguían siendo temas conflictivos. Sobre todo, en ciudades pequeñas. Estos últimos años han sido decisivos para muchas libertades, derechos aprobados por leyes, rostros -por fin- al descubierto. No lo olvidemos. No olvidemos que, gracias a eso, el miedo se fue haciendo más pequeño. Había libertad, sí, pero todo tenía su límite. Ella, Cristina, traspasaba con naturalidad esos límites. Por eso, aquella voz entremezclada de literatura, nos gustaba. Uno puede sentirse libre aunque la sociedad -en general- sea opresora. Pero se siente aún más libre si comparte, aunque sea en la distancia y a través de los libros, con quien siente (o piensa, o sufre, o grita, o ríe) como tú. No he dejado de leerla. Ni de hablar sobre ella con quien también la admira (Esther, querida). Por eso hoy es un buen día. La voz de Cecilia Roth pondrá voz al texto de la autora. Y de alguna manera, reconfortados, sentiremos que el camino -todos los caminos, tan empinados en ocasiones- ha merecido la pena. Aquel dinosaurio y aquellas tardes.  

miércoles, 20 de abril de 2022

Jessica Lange cumple setenta y tres años

Hay algo muy poderoso en la presencia de Jessica Lange. No solo se trata de su belleza, de su atractivo, de su sensualidad. Es algo que va más allá de todo eso. Supongo que si Jessica fuera camarera o librera, o ejerciese cualquier otro oficio alejado de los focos, seguiría teniendo esa presencia tan poderosa. Cualquiera, sin poder evitarlo, se fijaría en ella. Llamaría la atención caminando por las calles, sirviendo una taza de café o cogiendo un libro de una estantería. Lo mismo pasaría, aunque no fuesen actrices, con Marilyn Monroe o con Charo López (hay más ejemplos, también masculinos). Pero son actrices. Grandes actrices. Y eso agudiza el asunto. Si Jessica aparece en pantalla, ya nada más importa. Tu mirada se centra en ella. En su sobresaliente manera de actuar. En su belleza, su atractivo, su sensualidad. Y en esa otra cosa tan difícil de definir. Supongo que podríamos referirnos a ello como una especie de magnetismo o de luz especial (hay personas que poseen estas cualidades sin tener la belleza de Lange, Monroe o López, dejémoslo claro y citemos a Bette Davis o Isabelle Huppert como ejemplos). Por eso está bien que a Jessica le pongan al lado a intérpretes que posean ese magnetismo o luz especial (llamémoslo así), aparte de otras cualidades. Hay que repartir el pastel y las miradas. Gente como Sam Shepard, Kim Stanley, Tommy Lee Jones, Ed Harris, Susan Sarandon, Liam Neeson, Robert De Niro, Diane Keaton, Jack Nicholson, y así.   

Hace años, en el Niemeyer, cubriendo la información de la presentación de sus fotografías para un semanario que ya no existe, pude comprobarlo. Su belleza ya no era la de entonces, pero eso no importaba: el magnetismo seguía intacto. Esa luz que se tiene o no se tiene. Nadie se fijaba en nadie. Todas las miradas iban dirigidas a ella. Resultaba imposible apartar los ojos de cada uno de sus gestos, de sus movimientos. 
Ese magnetismo, esa luz. Estaban allí, aunque no hubiese sido actriz o fotógrafa. 
Y que felices 73, Lange. 

martes, 19 de abril de 2022

El pacto

Un mal patrón: despótico, arrogante, estúpido. Cuatro mujeres hartas de ciertos aspectos de sus vidas y, cada una con sus razones, del mencionado patrón. Una fiesta. Alcohol. Drogas. Una broma. Un asesinato. Claroscuros. Líos. Secretos. Muchos secretos. Mentiras. Matrimonios rotos. Conflictos. Sorpresas que llevan a otras sorpresas. La niebla y el bosque. Una historia bien contada. Cuatro actrices magníficas (solo por ellas ya merece la pena). Excelentes intérpretes secundarios. Seis capítulos. Una serie que mantiene el interés y la intriga, aunque a veces nos pueda remitir a otras similares. 'El pacto'. En HBO.

domingo, 17 de abril de 2022

Carlos Novoa. El hombre que supo vivir.

Ayer hizo calor en Oviedo. Un calor más propio de esas ciudades mediterráneas que tanto le gustaban a Carlos Novoa que de esta tierra. En medio de ese calor, tomando una copa de vino blanco en una terraza donde alguna vez coincidimos, me enteré de la muerte del periodista. Un infarto, 63 años. La punzada en el estómago. La sensación, una vez más, de lo solos que nos vamos quedando. Paisajes que se van despoblando de gente buena y sabia. Carlos era un hombre cercano, afectuoso, simpático, educadísimo. Cuando te encontrabas con él por la calle o en alguna taberna (tan conocedor de ambas, calles y tabernas), tenías la sensación de encontrarte con un amigo de toda la vida. "Tienes que volver al programa", me dijo una de las últimas veces que nos encontramos. Aunque aquel programa desapareció poco después, qué tristes suenan ahora esas palabras en mi cabeza. Poseía una de esas voces radiofónicas que pueden hacer lo que les venga en gana en todo momento. Una voz poderosa que te arrastraba a su terreno sin ninguna dificultad. Una voz cómplice, que son las voces que uno siempre busca en la radio (y en la vida). Sin prepotencia. Sin estúpidos alardes. Sin artificios. Las voces de las personas que son grandes de verdad, en su trabajo y en su vida. Porque hay que conocer mucho de lo que va todo esto para tener esa naturalidad y esa sencillez en el trabajo. Tonterías las mínimas. La radio como otro latido o una segunda piel. Así la sentía y así te la hacía sentir.  

Te veré sin verte en cualquiera de estas calles, en las callejuelas estrechas de algún lugar de ese Mediterráneo al que siempre regreso. La melena blanca, la sonrisa cálida, la mirada pícara, el hablar juguetón. Y si acaso, aunque no me guste, beberé una botella de sidra por tu memoria, Carlos.
Carlos Novoa. El hombre que supo vivir.       

sábado, 16 de abril de 2022

El año en que murió John Wayne

John Wayne no está entre mis actores preferidos. Pero cuando pienso en él, recuerdo algunas de aquellas tardes de la infancia viendo las películas de sobremesa de los sábados con mi abuela paterna. Estábamos en el pueblo y hacía calor. Una suave brisa mecía las cortinas de aquel salón, y yo me distraía con aquellos movimientos. Las películas del oeste terminaban aburriéndome. Siempre pasa lo mismo, pensaba. El año de la muerte de John Wayne, tenía siete años. Todo estaba por descubrir. 

Los descubrimientos, desde entonces hasta ahora, van surgiendo la mayoría de las veces de un modo imprevisto e inesperado. Unas cosas te llevan a otras, y así vamos sumando libros, películas, discos, exposiciones, obras de teatro, etcétera. Hace algún tiempo, leí 'Guía de extraviados', de Juan Gracia Armendáriz. Una novela corta y fascinante. La otra tarde, casi por casualidad, descubrí que el autor de aquella novela que tanto me había gustado iba a publicar un nuevo libro. Relatos, en esta ocasión. 'El año en que murió John Wayne'. Lo compré sin vacilar ni darle muchas vueltas al asunto. La novela me había gustado mucho, así que lancé de lleno al nuevo libro. Gran acierto. Relatos que te atrapan y, en ocasiones, te quedan clavados ('El año del búfalo', 'Cocodrilo' o el propio que da título al volumen, sin ir más lejos). Un libro espléndido, lleno de matices, retornos a la infancia y buena literatura. Aunque John Wayne no sea uno de tus actores preferidos.  

jueves, 14 de abril de 2022

Aplicar la ley

Cerca de nuestra casa hay una clínica donde las mujeres que lo deseen pueden abortar.  A veces, cuando pasamos por delante, corrillos de hombres y mujeres (sobre todo, mujeres), con velas y rosarios en las manos, rezan a pocos metros de la entrada. Es cierto que nunca vimos acosar a nadie. También es cierto que nunca vimos entrar a nadie cuando nosotros pasábamos por allí. Que se sepa que, a partir de hoy, si a alguien le entra la tentación de acosar a esas mujeres que acuden a la clínica libremente, estará cometiendo un delito. Vive y deja vivir. Vive como quieras, dentro de la ley. Abortar es una opción, no una obligación. Como tantas otras cosas. Respeta las opciones particulares: cada persona tiene sus motivos para todo. Y si el respeto no es por propia iniciativa hacia la persona que no piensa como tú, la ley hará su trabajo. Un gran paso democrático. 

Es sencillo. Muy sencillo. Cuestión de ética y de ponerse en la piel de los demás. 

miércoles, 6 de abril de 2022

A modo de despedida (desde el Lord Byron)

El café Lord Byron, situado al lado del teatro Palacio Valdés, es un lugar de visita obligada si pasas por Avilés. Varios carteles en su interior evocan esa pasión teatral. Un sitio con solera y encanto. Me recuerdo ahí, haciéndome un hueco en la barra, tomando algo rápido antes de la función. O en la parte de atrás, rodeado de buena gente, presentando alguno de mis libros. Ayer nos dejó Pedro Barros, compañero de vida y trabajo de Agustín, Guti, el alma del local. Decía Siri Hustvedt el pasado sábado en el Babelia que no le temía a la muerte, sino a la de su marido, Paul Auster. Recuerdo de nuevo las palabras de la escritora americana, en cuyo último y magnífico libro evoca a algunas personas queridas a las que perdió. Y ese mismo miedo que tantos compartimos, perder a quien está a nuestro lado. Poco más se puede añadir. Salvo enviarle a Agustín -siempre cercano y sonriente, siempre al lado de su pareja- otro abrazo, fuerte, a modo de condolencia y afecto.