lunes, 29 de marzo de 2021

Nomadland

El miedo a perderlo todo. La pareja, la casa, el trabajo... Y luego, de repente, se pierde todo y el único miedo es el miedo a perder la dignidad. Cuando todo se vuelve incertidumbre, trabajos precarios, soledad, miseria. Y el objetivo, cada mañana, es salir adelante un día más. Sobrevivir. Tener un plato de comida caliente y un techo, aunque sea el de una furgoneta que a veces se estropea, donde cobijarse del frío y los peligros de la noche. Las consecuencias de la crisis, de las crisis que afectan siempre a las mismas personas. Las crisis que se suceden unas a otras, poniendo de manifiesto quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos. Sálvese quien pueda. Aunque la salvación va a ser un camino duro y difícil de recorrer. Y empieza la aventura, por así decir. Una aventura intensa, complicada, muy dura por momentos. Un viaje sin retorno posible. 

De todo esto va 'Nomadland', dirigida por Chloé Zhao. Y protagonizada por una Frances McDormand tan fuerte como vulnerable. En cada mirada de la actriz se pueden apreciar ambas cosas: fortaleza y vulnerabilidad. Y también el miedo constante a perder la dignidad cuando ya se ha perdido todo lo demás. Solo, a ratos, la belleza de un paisaje o la conversación con un colega consigue hacer olvidar ese miedo. La esencia de estos tiempos y de los tiempos que nos aguardan. 

sábado, 27 de marzo de 2021

Un efecto óptico

¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos estar? ¿Es el viaje el punto de partida o de llegada? Son las preguntas iniciales que nos plantea Juan Cavestany en su última película, 'Un efecto óptico'. Una pareja que ya ha cumplido los 50 decide viajar -con unas ganas un tanto forzadas: viajar por viajar, casi por obligación, porque todo el mundo lo hace, con mismo el entusiasmo del que se plantea comer una pera o un plátano, un filete o una rodaja de merluza- de Burgos a Nueva York. Y a partir de ahí todo se vuelve nebulosa, desconcierto. ¿Están en Burgos o están en Nueva York? (La siguiente frase puede ser un pequeño spoiler para la gente más susceptible, advierto). El detalle de la mortadela es soberbio: metáfora brillante de esa gente que viaja y no quiere perder sus costumbres locales ni un solo día. ¿Servirá la aventura para mejorar su relación de pareja? ¿Les abocará el viaje a un lugar sin retorno? ¿Están realmente en Nueva York o no se han movido de Burgos? Más incógnitas. Puede que las respuestas no estén en la película, sino en la cabeza de quien la está viendo. Ellos caminan por paisajes inhóspitos o por turísticos espacios demasiado trillados. Hablan o guardan silencio. Se miran. ¿Se reconocen o no se reconocen? ¿Se necesitan? El laberinto, más que en la propia película (que también), está en sus cabezas. Y de ahí se traslada a las nuestras. 

Una apuesta curiosa, extraña, interesante y arriesgada, como es propio en su director. Y dos intérpretes -Carmen Machi y Pepón Nieto- que logran transmitir apatía y desconcierto, ilusión y desgana. Atención al personaje de Luis Bermejo (siempre espléndido, aunque no abra la boca). Puede que ahí se encuentre una de las claves de la historia. Las otras, como ya he apuntado antes, están en nuestras cabezas. Y se irán desenmarañando a medida que pasen las horas. O tal vez no.  

viernes, 26 de marzo de 2021

Tavernier

Si tuviera que hacer una lista con las películas que más me impactaron la primera vez que las vi, 'La muerte en directo' (en aquellas gloriosas cintas de VHS) estaría entre ellas. Quizá por la juventud y el desconocimiento total de lo que estaba por venir. Y por Romy, claro. Siempre Romy.

Gracias, señor Tavernier.

miércoles, 24 de marzo de 2021

The Capote Tapes

Hace más de treinta años, cuando empecé a leer a Truman Capote, hubiese dado cualquier cosa por ver este documental. Eran tiempos sin internet y para conocer detalles de sus andanzas, más allá de los libros, había que rastrear por todas las esquinas. La estupenda biografía de Gerald Clarke y el libro de conversaciones (y fotografías) con el autor que publicó Anagrama, junto al resto de su obra, hacían más llevadera la travesía. La infancia, la juventud, la vida en Nueva York, la fama, el brutal éxito por esa obra insuperable que es 'A sangre fría' (y las obsesiones derivadas de su escritura y de la implicación personal en la historia), la cuesta abajo y la decadencia más absoluta (no hay mención a 'Música para camaleones', obra imprescindible de esa época decadente). Luego ya llegó internet y se pudieron ver entrevistas en sus momentos de gloria y en sus momentos de absoluta destrucción. Muchas de ellas aparecen en el documental. Es maravilloso, claro, escuchar las voces de Lauren Bacall y de Norman Mailer (no se mencionan los enfrentamientos entre ambos escritores). Y ver al propio Capote en acción por aquel NY de los 50, 60 y 70 ya inexistente. Demasiado centrado en 'Plegarias atendidas' y todo lo que giró alrededor de ese libro inacabado, el documental será un gran hallazgo para quien se esté acercando por primera vez al escritor. 

Aquella necesidad de ser amado sigue conmoviendo del mismo modo porque quizá sea la huella más importante de su vida personal. Y también, como siempre, las dudas sobre lo que su obra hubiese dado de sí si no se hubiera muerto con 59 años. 

martes, 23 de marzo de 2021

Berlín feroz

Mi poema 'Berlín feroz' ha quedado finalista del Premio Internacional de Poesía Jovellanos de este año, que se falló ayer. Es la tercera vez que quedo finalista. Estoy contento. Por esa mención y porque el libro sigue haciéndose. El poema surgió meses después de visitar el campo de concentración que está situado a 40 kilómetros de Berlín.

Se puede leer en la revista digital LaEscena.

jueves, 18 de marzo de 2021

Segunda edición de La noche se detiene

A propósito de la segunda edición de la novela, César Inclán escribe: 

Seis meses han pasado ya desde que la novela "La noche se detiene" del escritor asturiano Ovidio Parades daba sus primeros pasos con ilusión, medio año en el que tantas cosas han pasado y en el que este hermoso libro ha ido creciendo entre tantas emociones en el corazón de sus lectores, una estupenda novela editada por Trabe que ahora felizmente alcanza (cualquier buena noticia en el ámbito cultural, y más si cabe en estos tiempos, es motivo de celebración) su segunda edición.

viernes, 12 de marzo de 2021

Los 75 de Liza Minnelli

Vista desde la perspectiva actual, desde la decadencia en la que por unas cosas y otras se ha convertido este mundo, Liza Minnelli puede parecer una artista de otra época. Y puede que lo sea. Una artista completa, sin duda. Un icono en muchos aspectos. Digamos, por abreviar, que hoy todo resulta más efímero. Que una carrera como la suya, sin obviar algunos baches derivados de sus enfermedades y adicciones, es muy difícil de igualar. Recordemos que ganó su primer Tony a los diecinueve años y que a los veintiséis ya tenía un Oscar y un Globo de Oro por una película que es un clásico desde hace mucho tiempo, 'Cabaret'. Allí, Liza cantaba, bailaba, gritaba al pasar los trenes, se pintaba las uñas de verde, se enamoraba y perdía batallas, mientras el nazismo se expandía con la misma naturalidad con la que ella hacía todo eso que he mencionado. Un musical que, como todos los buenos musicales, tiene mucha miga en su interior. Produce ciertos escalofríos hacer paralelismos con el mundo actual. Pero vamos a dejar esto y volvamos a Liza, que hoy está de cumpleaños.  

Liza en el cine, en la televisión, en el teatro, en sus espectáculos en directo. Sobre todo ahí, en vivo y en directo, digna heredera de su madre. Si has tenido la suerte de verla actuar en directo, y yo la he tenido en dos ocasiones (en Madrid y en San Sebastián), resulta apabullante comprobar cómo esa pequeña figura se crece en el escenario. Cómo brota la voz de su interior. No necesita adornos ni aderezos. Con Liza, cantando sola en un escenario desnudo, es suficiente. Tan poderosa es su presencia. Tan rotunda. Tan abrumadora. Sólo de quien concibe el arte de determinada manera podemos decir algo así. 
En Broadway, vía telemática, varios artistas van a homenajearla. Lógico. 75 años son muchos años, y más aún para alguien que como ella lleva paseándose toda la vida por el filo. 
Luego pondré alguno de esos discos donde su voz y un piano convierten la casa en un teatro, en un club nocturno, en un cabaret, y será mi humilde manera de homenajearla. De refugiarme en otra época para huir un rato de ésta. 

 

lunes, 8 de marzo de 2021

8 de Marzo

Estoy en un rincón, con un libro en las manos. Puede que aún no tenga diez años. Veo a mi abuela Virginia sentada delante de su máquina de coser. Mueve las manos con soltura, la tela que avanza bajo la aguja. Habla con mi madre, se ríe (la abuela siempre reía mucho), me dice algo que no alcanzo a escuchar. Observo su destreza trabajando. La abuela se pasó la mayor parte de su vida delante de esa máquina, trabajando duro. Trabajando sin descanso, como tantas mujeres de su generación en ése u otros oficios. A veces, mientras se toma un respiro para beber un vaso de agua o comer una pieza de fruta, lo recuerda. Recuerda el duro trabajo. Sin rencor. Con alegría (la abuela era una mujer alegre). Necesitaban el dinero que ganaba con ese trabajo. Puede que no supiera mucho de feminismo, puede que no supiera nada de feminismo. Sin embargo, sí sabía desde pequeña lo que era trabajar. Pasarse las horas hilvanando, deslizando el jabón sobre las telas, creando prendas con rapidez y estilo. Salir adelante. 

La observo desde mi rincón, desde esos diez años sin cumplir aún. La imagino mucho más atrás en el tiempo, cuando yo todavía no había nacido. Es una imagen tan poderosa que me conmueve y que me sosiega al mismo tiempo, cada día. Su esfuerzo, su dignidad, su alegría. Ese empeño por demostrar que ella estaba por encima de los contratiempos que se le pudiesen poner por delante. Toda esa fuerza. 

sábado, 6 de marzo de 2021

Loli, tres años después

Un teléfono de los 7O colgado de la pared de la cocina. Una voz. Una voz que podía ser dulce, amable, irónica, sarcástica en ocasiones con determinados temas y personajes. La voz de una mujer rubia. La voz de mi amiga. La risa, también. Las uñas rojas jugueteando con el cable del teléfono. La impaciencia por salir a la calle. Esa impaciencia siempre estaba ahí. ¿A qué hora quedamos? En la calle, siempre vestida de fiesta, se convertía en otra persona. La calle le daba vida. Un café, un vino, una copa. Una conversación. En un pub o en una terraza, saludando a todo el mundo, incluso a quienes intuía que podían criticarla. Y luego nos reíamos de la gente que no conoce ni quiere conocer otros mundos. La gente con estrechez de miras, la vulgaridad, la mediocridad. Pero eso duraba poco, no había que perder el tiempo de esa manera. Y entonces hablábamos del cine clásico, de las estrellas de verdad, de los cines que ya no estaban. Qué tiempos. Era feliz ahí, en la calle de una pequeña ciudad de provincias que ella convertía, con su mirada y su actitud, en la ciudad más cosmopolita del planeta. Eso, después de todo, también es una virtud. 

Así vuelvo a recordarte hoy, rubia, tres años después.  
Cuando todo ha cambiado tanto y salir a la calle se ha convertido en una especie de aventura peligrosa. 
Y me viene a la cabeza, qué sé yo, la Gena Rowlands de 'Gloria'. 
Como recuerdo a las mujeres que he querido mucho. Incluidas las del cine, el teatro, la música y la literatura, claro. 

viernes, 5 de marzo de 2021

La luz que se cuela por la grieta

No hay mascarillas, ni rabia, ni gritos, ni colores que evocan al ruido, ni situaciones apocalípticas. Podría haber algo de todo eso en la nueva exposición de Marga Sancho, 'Bruma en tránsito' (museo Barjola, Gijón), dado que sus nuevas creaciones se acercan a los sentimientos vividos el año pasado durante la pandemia y los aislamientos producidos por el coronavirus, pero no es así. Quizá, aun estando en su derecho de reflejar algo parecido, eso hubiera sido lo más fácil. Algo por lo que en muchos de aquellos momentos pasamos la mayoría de las personas (todos esos pensamientos, toda esa fragilidad), imagino que la propia Sancho incluida. Pero ella, la artista, huye de ahí. No es el enfoque que ha querido reflejar en sus cuadros sobre la tragedia. Sobre la inesperada y cruel sorpresa que nos cayó encima casi de la mañana a la noche, sobre sus brutales consecuencias. El dolor y la rabia y la muerte están ahí, cada día aún, pero ella ha querido plasmar en su nuevo trabajo una especie de bálsamo -los colores suaves, la luz tímida que se cuela por las ventanas, puertas que se abren, la esperanza al fondo...- para hacer más llevadero lo inexplicable, la herida y lo que continúa escociendo sobre esa herida. Esa bruma que se cuela en sus cuadros y que no se trata de una bruma que agobia, que engulle, que atrapa, sino de una bruma que intenta suavizar, calmar, encontrar cierto refugio y cierto sentido a tanta desazón, a tanto desequilibrio, a tanta impotencia. Y así, sin embargo, llevándonos por el camino más sosegado, menos estridente, consigue que analicemos todo eso, la rabia y la furia que todavía está presente en nuestras vidas (las huellas que quedan, las que aún están por venir), pero limando el dolor, arrinconándolo en cierta medida; planteándose la luz que surge por el muro derribado, por la grieta. Esa luz a la que, como Sancho en su nuevo y excelente trabajo, nos agarramos para hacer más llevadero el complicado paso de los días. Ese tiempo que está por venir.