martes, 29 de marzo de 2022

Dos imágenes de Liza Minnelli

Aquella noche, verano de 2008, el Kursaal fue una fiesta, una celebración. Liza Minnelli, vestida de rojo y con una cinta en lo alto de su característico corte de pelo, dentro del festival de jazz de San Sebastián. Una mujer menuda que transformó aquel escenario en algo sublime, apoteósico. Una conexión muy íntima con su público. Una especie de ritual laico. Liza, más que nunca, parecía poseída por todas aquellas canciones clásicas. Como si quisiera trasladar ella sola con el poder de su voz y su presencia la esencia única de Broadway (y también la del mejor Hollywood: Bob Fosse, Martin Socorsese y su propio padre, Vincente Minnelli) en un par de horas. Y, ciertamente, lo consiguió. El Kursaal casi se viene abajo de tanto como su público nos vinimos arriba. De aquel foco de luz, surgía otro foco de luz: ella misma, la hija de Vicente Minnelli y Judy Garland. Liza Minnelli, desde mucho tiempo atrás, casi desde niña, con nombre y méritos propios. Una estrella que dominaba a su antojo la voz, la cintura, las manos, las piernas... Todo el cuerpo. Todos los movimientos en solitario o en compañía de sus bailarines. Magia pura. Talento a raudales. Y trabajo, mucho trabajo detrás. Eso también era evidente. 

El tiempo pasa, la vida pasa. Las enfermedades nunca han abandonado a la artista. Y la otra noche, casi catorce años después de aquella inolvidable fiesta en el Kursaal, veo a Liza en la noche de los Oscar, sobre el escenario. Temblorosa, con los ojos llorosos por cada emoción y ovación (todo el público en pie), en silla de ruedas. Acompañada por una Lady Gaga (esa noche todos fuimos Lady Gaga por unos instantes) elegante en su actitud, rendida a sus pies, protectora. Una Liza de setenta y seis años recién cumplidos. Una Liza frágil y en retirada. Una Liza que recibía los aplausos porque su talento la convirtió mucho tiempo atrás en poderosa leyenda, en una leyenda cuya manera de entender el espectáculo es decididamente única.  
Dos imágenes. La del verano de 2008 y la de esta primavera tan revuelta. No creo que pueda olvidar ninguna de las dos mientras mi memoria siga ocupando su sitio. 

jueves, 24 de marzo de 2022

María Fernanda D´Ocón

Quedan en mi memoria sus numerosos trabajos televisivos. Y muy especialmente, también en mi memoria, aquella obra de teatro que hizo con Amparo Baró, 'Leticia', hace treinta años. Recuerdo con total nitidez el trayecto de aquel joven solitario: del teatro a casa, absolutamente maravillado por aquella función y aquel mano a mano entre dos actrices tan enormes. Y así, con intérpretes de la misma calidad, en esta pequeña ciudad que solo es una sombra de lo que fue, tantas otras veces. Pienso que, con todo, hemos sido muy afortunados por el acceso a la cultura y por poder disfrutar de todos esos talentos. 
La D´Ocón. 



lunes, 21 de marzo de 2022

Viena en dos tiempos

Mi poema 'Viena en dos tiempos' ha quedado finalista del Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2022. Quedé finalista en la primera convocatoria (2014) y en las del 2020 y 2021.


Viena en dos tiempos
aunque el sol calienta las manos
qué frío siento caminando por las calles de Viena
dos judíos decrépitos pasan por nuestro lado
verano de 2021
y pienso en ellos algunos años atrás
en los tiempos duros de las botas pesadas
abrigos militares
vallas electrificadas
condenas a muerte
y el humo que se elevaba y cortaba el cielo
con la precisión de una cuchilla sin estrenar
Austria anexionada con Alemania
vuelvo al presente
a esa ventana
cuyas cortinas agita una brisa suave
y una anciana observa cómo los judíos
doblan la esquina
cómo mi mirada se fija
en el movimiento de las cortinas desgastadas
en el humo del cigarrillo que sostiene tambaleante
entre los dedos
en el brillo apagado de unos ojos
que seguramente han visto demasiado

domingo, 20 de marzo de 2022

Carme Elías

Una mujer de setenta y un años lleva toda la vida memorizando guiones de cines y obras de teatro. Es una mujer hermosa, atractiva, elegante, con cierto misterio, con talento. Una gran actriz. Carme Elías. Y de repente, un buen día, empiezan a quedar hilos sueltos en la memoria. Frases que se olvidan. Huecos. Una especie de vacío. Pruebas, médicos, pastillas. El diagnóstico: alzhéimer. Una de esas palabras a las que todo el mundo teme. Nunca hay belleza en la enfermedad (en cualquier enfermedad), por mucho que nos empeñemos en buscarla para no derrumbarnos definitivamente. Por eso buscamos palabras que nos ayuden a sostenernos. Alice Munro escribió un magnífico cuento sobre la enfermedad de Carme Elías que otra gran actriz, Julie Christie, interpretó en su adaptación cinematográfica. Pero esto es la vida real. Carme Elías lo anunció ayer. También señaló que está muy activa, que está escribiendo mucho. Y luego dijo lo más sensato que se puede decir ante estos casos. O lo que a mucha gente nos parece lo más sensato, por triste o incómodo que pueda resultar. "Lo dejo escrito: quiero una muerte digna". Que así sea, Carme. Que todavía te quede mucho por escribir. 

martes, 15 de marzo de 2022

William Hurt

Interpretase el papel que interpretase, había algo frágil en sus movimientos y, sobre todo, en su mirada. La mirada, que nunca puede ocultar demonios y otros enemigos interiores. Más allá incluso que en 'El beso de la mujer araña', esa fragilidad estaba muy presente en 'El turista accidental', algo que, evidentemente, le venía muy bien al personaje. Aunque se trataba de uno de esos intérpretes que nunca decepcionan, puede que ese hombre, Macon Leary, creado por la escritora Anne Tyler, fuese mi favorito. El hombre común y corriente que se ve sobrepasado por las circunstancias que le van tocando vivir y cómo, sin grandes aspavientos, se va agarrando a lo que surge para sobrevivir. Los papeles más complicados de interpretar (y de escribir). Ni siquiera fue nominado al Oscar. 

En él, en Macon Leary, pensé al enterarme de la noticia de su muerte. Hay, no obstante, mucho material con el que rendirle homenaje. Que, en el fondo, no deja de ser un homenaje a quienes fuimos descubriendo tantos talentos dentro de una sala de cine.  

sábado, 12 de marzo de 2022

Liza cumple setenta y seis años

El mes pasado se cumplieron cincuenta años del estreno de 'Cabaret', el musical de Bob Fosse que es mucho más que un simple musical. Es, sin lugar a dudas, una de las películas más importantes del cine americano. Un acercamiento -junto al inolvidable retrato de diferentes soledades y decadencias: hombres y mujeres un tanto perdidos buscando refugios- al ascenso del nazismo. Y su protagonista, Liza Minnelli, aquella Sally Bowles que se pintaba las uñas de verde y gritaba al pasar los trenes, celebra hoy su setenta y seis cumpleaños, convertida en una mujer frágil (no hay más que echar un vistazo a sus últimos vídeos y apariciones públicas) y un icono irrepetible. Una manera única de entender el espectáculo desde su perspectiva más amplia, más completa, más perfeccionista. Una verdadera estrella, según el concepto clásico. 

domingo, 6 de marzo de 2022

Cuatro años después

Aún hoy, cuando veo a una rubia platino a lo lejos, abriéndose paso entre la gente que camina con el rostro cubierto con la mascarilla y el cansancio acumulado por culpa de todo lo que nos está tocando vivir, aún hoy, digo, cuatro años después, sigo pensando que esa rubia eres tú. Luego, cuando la mujer pasa por mi lado, me quedo decepcionado. Y continúo caminando, tan cansado ya como esa gente. Camino y recuerdo. Las tardes de cine, el eco de tu risa y tu divertido sarcasmo, las uñas pintadas de rojo, las manos llenas de anillos jugando con la copa de vino. Y esas calles se convierten en las calles de otro tiempo. Cuando todo parecía inquebrantable, y sin embargo... Cuando recuerdo eso, consigo olvidar todo lo demás. Y sigo caminando, sombra protegida por las sombras. 

martes, 1 de marzo de 2022

Olivia Colman

Que cada interpretación de Olivia Colman sea magnífica no es nada nuevo.  Pero lo que consigue en 'La hija oscura' va más allá de todo lo anterior. Crea a una mujer compleja, fascinante, herida, orgullosa. Todo ello a base de matices, miradas, silencios. De unos ojos húmedos que pueden expresar temor, deseo, angustia, placer, escepticismo, desafío, perturbación. No hay límite para ella: sostiene durante dos horas un material (una vida) que, en otras manos, podría romperse en cualquier momento, hacerse añicos, saltar por los aires. No lo hace. Logra el equilibrio. Lo moldea a su antojo sin que se note. Y lo exhibe también así: contundente, pero sin grandes aspavientos. La complejidad de vivir, de ser madre. De debatirse entre lo que dicen que está bien y los caminos propios, tan necesarios y difíciles casi siempre de alcanzar.

Memorable.