sábado, 28 de diciembre de 2019

Horizonte de sucesos

Creo que no se ha hablado lo suficiente de este libro, 'Horizonte de sucesos', de David Torres, editado por Ars Poética. No lo he visto en ninguna lista con los mejores títulos del año. Y sin embargo, a mi juicio, debería hablarse más de él (leerse más), figurar en esas listas. En la sección de las buenas críticas de los periódicos más destacados. Es un libro de poesía, claro, y con la poesía ya se sabe lo que pasa, no hace falta explicarlo ahora aquí. Pero si aprecian los buenos versos, déjense de tonterías y háganse con un ejemplar, que estos días el dinero todavía corre caliente por muchos bolsillos. 
Adentrarse en este libro es adentrarse en un territorio brutal, despiadado, descarnado, donde tampoco falta la ternura y ese sosiego imprescindible que hace su aparición después de muchas batallas. Las batallas de la vida, del paso del tiempo, de las heridas que cicatrizan con cierta rapidez y de esas otras, la mayoría, que tardan siglos en hacerlo. Nadie apuntó que la cosa (el camino) iba a ser fácil. Y así lo describe David Torres en este poemario de palabra concisa, certera, directa, valiente. Las heridas y las cicatrices. El pasado y el presente. El placer y el dolor. El nudo que aprieta sin piedad en el estómago y la liberación posterior, cuando (casi) todo vuelve a su cauce. Aunque nada, ni siquiera nosotros mismos, seamos los de antes. No puede ser de otro modo, aunque las lecciones siempre terminen por aprenderse tarde. O no terminen de aprenderse nunca. En la imperfección -en nuestra imperfección-, quizá radique el subir y bajar, el bajar y subir, todo ese cansino tránsito. La gracia de todo esto (a vueltas con el camino), pese a todo. 
Ruinas, memoria, resistencia, supervivencia. Esa belleza de la que andamos tan escasos. Poemas de hondo calado. Sosiego, al fin. 

jueves, 26 de diciembre de 2019

26 de diciembre de 1978

Me imagino que aquel 26 de diciembre de 1978, cuando se despenalizó la homosexualidad en este país, estaría feliz en mi casa, con mis padres y mi hermana, que por entonces era casi un bebé, lejos del acoso (entonces no se llamaba así, simplemente se trataba de "meterse con el maricón") que sufría en aquel colegio por el hecho de ser diferente.  
De ese acoso hablé en mi primera novela, 'El tiempo que vendrá', y ahora mismo lo estoy haciendo en el cuento que mi querido amigo Manolo me ha pedido para el libro que está coordinando sobre fútbol. Porque, para mí, el hecho de que me obligaran a jugar al fútbol también era un infierno. 
Por ese acoso sufrido (aunque cuando te está sucediendo crees que sólo te está pasando a ti en todo el mundo), como tantas otras personas homosexuales, alzo la voz. 
Y recuerdo lo que sucedió en este país aquel diciembre de 1978. 

miércoles, 25 de diciembre de 2019

otra navidad, esta navidad

otra navidad, esta navidad

la primera navidad que pasamos juntos, 
recuerdo que tuve miedo al
pensar que todo aquello terminaría
cualquier noche y 
cada uno regresaría,
con cicatrices hasta en los párpados,
al punto de partida. 

aquella manera de mirar,
de desear la otra piel, 
de beber vino en las tabernas,
de buscar el placer en callejones oscuros. 

han pasado casi trece años.

y hoy, al despertarme
-aún sin rastro de luz
colándose por las rendijas-,
y besar su nuca 
y rodear su cintura con mi
brazo derecho,
me he sentido un hombre afortunado,
alejado ya de aquel temblor. 


martes, 24 de diciembre de 2019

Nochebuena 2019

Salud. Es un tópico, lo sé. Pero quienes convivimos con personas que padecen enfermedades degenerativas de espantoso nombre como la que sufre mi madre es la palabra a la que nos agarramos con más fuerza, aunque caigamos en el tópico por excelencia de estos días. A veces, cuando la enfermedad se manifiesta de forma ineludible, huyen en estampida las risas y la alegría. Y mi único empeño es atraparlas de nuevo a las dos, risas y alegría, para que no se sienta aún más frágil. 
Así las cosas, salud y risas son para mí fundamentales. 
Y buen vino, y mejor música, cine y literatura. 
No creo que haya mejores deseos. Los que os envío hoy desde aquí. 

viernes, 20 de diciembre de 2019

María Jiménez

Tantas noches en aquel garito de Gijón donde cantaban los gitanos y bebíamos J&B o Ballantine´s porque, según ellos mismos decían, "aquí no hay otro wizki". Noches, como es de suponer, que acababan al amanecer, cerca del mar. En Oviedo, si Yolanda estaba flamenca, que casi siempre lo estaba, se encendían las luces de La Santa y nos íbamos a la cama con aquella sentencia de María Jiménez, 'Se acabó', aunque a veces la noche, siendo ya de día, no se daba por finalizada, el domingo tenía muchas horas para dormir. Tiempos de excesos, lejos de preocupaciones, mientras el cuerpo aguantase. Tiempos de descubrimientos y celebración de la amistad (luego, el propio tiempo se encargaría de demostrar que la mayoría de aquellas amistades sólo eran válidas para la juerga, pero ésa ya es otra historia). La Jiménez era mucha Jiménez. La Jiménez sigue siendo mucha Jiménez. De todo aquello, ya sólo queda el recuerdo y la manera en la que utilizamos esos recuerdos en las historias que escribimos. 
Y, sin embargo, hoy un regalo: María Jiménez canta con Miguel Poveda.  

jueves, 19 de diciembre de 2019

Edith Piaf

Un día de diciembre como el de hoy nacía en París una de las voces más importantes de la música, Edith Piaf. Su voz, tan poderosa y tan frágil que parece que va a romperse de un momento a otro, me ha acompañado a lo largo de mi vida en momentos cruciales: de amor, de desamor, de alegría, de desesperación, de escritura... Puede que 'La Foule' sea mi canción favorita de la cantante. En apenas dos minutos, caben todas las emociones posibles, arriba y abajo, arriba y abajo, sentimientos y situaciones que la acercan y la separan del hombre al que ama. 
Los inconvenientes del destino. El gentío. 
Esa voz, poderosa y frágil al mismo tiempo, que pasa de la euforia más alta a una inesperada tristeza. 
Esa voz que sube, que sube, que sube, y que luego se rompe. 
Sublime pájaro herido y alcoholizado.  

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Historia de un matrimonio

Yo creo que Noah Baumbach le dio el guion de 'Historia de un matrimonio' a Scarlett Johansson y le dijo: revisa todas las interpretaciones de Gena Rowlands en las películas de Cassavetes, que yo, de paso, reviso las propias películas. Y así, bajo la influencia de los dioses, más los talentos propios, nació esta maravilla de película. Que podría ser también Bergman o Allen (hay toques), pero el dios John puede con todos, de principio a fin. 

jueves, 5 de diciembre de 2019

Arroz

A mí padre, como a mí, le encanta el arroz. En todas sus variantes: del más sofisticado al más sencillo. El arroz y los veranos en el sur, recuerda siempre. Yo también recuerdo el arroz en aquellos veranos.  Y el arroz que preparaba mi madre cuando, de niño, tenía constantes infecciones de garganta porque era lo único que me apetecía comer. Suelo hacerlo a menudo porque sé que le hace feliz, y uno ya no busca más que hacer felices a los seres que quiere. Ayer, tras enterarme de la muerte del padre de mi querida Toni Rodero, me metí en la cocina, abrí la nevera para ver de qué disponía para preparar un arroz apañado y me dispuse a ello. Esos resortes que tenemos en la cabeza. Hilos que se conectan con otros hilos, y todo eso. La vida, fuera grandilocuencias, se basa en esos detalles que aparentemente parecen insignificantes. Un arroz con cuatro cosas y Nina Simone al fondo. ¿Cuántas veces lo habré preparado? ¿Cuántas veces más lo haré? Quién sabe. Y además tampoco conviene pensar demasiado en ello. 
Hice el arroz con esas cuatro cosas. Nina Simone y 'My sweet lord' (cuya versión extendida en la fantástica obra de teatro 'Las canciones' es algo más que una canción: es una especie de catarsis salvaje y alucinante). Me acordé todo el rato de mi amiga Toni, de las fotos que colgaba con su padre en sus redes sociales. De lo que debe sentir uno cuando se queda huérfano. Y ya está. 
(El arroz, aunque quede mal decirlo, estaba muy bueno). 

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Javier Aguirre y Esperanza Roy

Él era director de cine. Ella, actriz. Una actriz enorme. Juntos hicieron varias películas. 'Vida perra' es una película aparte. Algo insólito en nuestro cine. Él dirigía. Ella, interpretaba de un modo casi tan brutal como mostraba el texto de Ángel Vázquez, 'La vida perra de Juanita Narboni'. 
Javier Aguirre y Esperanza Roy.
Hace unas semanas, ambos recibían el Premio Nacional de Cinematografía. 
(Los reconocimientos en este país, salvo excepciones, siempre llegan tarde). 
Él no pudo ir a recogerlo. Ella dijo que hacía demasiado frío para que él, delicado de salud, saliese de casa. 
Hoy, él, Javier Aguirre, ha muerto. 
Y aquí los recordamos. A los dos. 

martes, 3 de diciembre de 2019

Lluvia

Hay que vencer la pereza y salia a la calle, a caminar, pese a la lluvia que no concede ninguna tregua estos días. Lluvia y más lluvia. No me molesta el frío, estamos en la época, pero la lluvia me cansa. Sobre todo, para salir a caminar. Sin embargo, lo hago: botas, anorak, bufanda, paraguas. No será un paseo demasiado largo, pero conviene ir prevenido. A media mañana, hay bastante tráfico -pitidos, amago de atascos, voces airadas que salen del interior de algunos coches- y la gente camina apresurada por las aceras, como si hubiese salido para hacer algún recado ineludible y desease regresar lo más pronto posible a su casa. Atravieso el Campo San Francisco, evitando los charcos y esas hojas caídas que al pisarlas te hacen resbalar. Camino despacio. No tengo prisa. No voy a ningún sitio concreto. Salgo para caminar, para despejar la mente. Pienso en la protagonista de mi novela, en la última página que he escrito, en la próxima que voy a escribir. Toda la historia está muy clara dentro de mi cabeza. Pero hay que ir con cuidado: el tema central es (vamos a decirlo así) delicado. Y como todos los temas delicados, requieren mucho trabajo, mucha paciencia. Utilizar, más que nunca, la sutileza. A diferencia de mí con este paseo, sé claramente hasta dónde va a llegar esa mujer, hasta dónde está llegando. Explicar bien los motivos de su decisión es la tarea de las madrugadas de los últimos meses. 
Sigo caminando. Como ya no llueve con tanta fuerza, regreso a casa por el Parque de Invierno. Que sea un paseo largo. Todos los árboles tienen las hojas amarillas, y el otoño se confunde por momentos con el invierno. Supongo que tarde o temprano terminará nevando. 
La imagen de dos paraguas enterrados en una papelera cercana, destrozados por el viento, es la última que atisbo antes de entrar en el portal. 

domingo, 1 de diciembre de 2019

Cansancio

Como nos resistimos a dejar de ver el cine en pantalla grande, vamos casi todas las semanas. Estamos en una buena temporada de estrenos. Ayer decidimos ir a ver 'La hija de un ladrón', protagonizada por Eduard Fernández (su personaje es repulsivo, y él consigue que lo detestes) y su hija, Greta Fernández, Concha de Plata en San Sebastián. Es dura, seca, realista. Salimos del cine comentando eso. Al poco rato, ya de regreso a casa, se hace de noche. Y se encienden todas las luces de Navidad. Los comercios llevan vendiendo la matraca navideña desde hace semanas. La gente va cargada de bolsas. La típica euforia de estos días que, a estas alturas, me cansa y me resulta tan excesiva como fuera de lugar. Si tuviese una casa en el monte, me iría a vivir a ella hasta el 8 de enero. Lejos. Lo más lejos posible de toda esta parafernalia, de toda esta falsedad. Varias personas, con la mano estirada, se acercan para pedirnos dinero (suele ocurrir casi todos los días, a una hora u otra). Las dos caras de la moneda: el consumo excesivo y la necesidad. Cada vez me resulta más insoportable todo eso. La desigualdad. Vivir en una mentira, en un mundo de mierda. A ver quién lleva la bolsa más cargada y tiene más luces en su calle.     
No se trata de demagogia (y si suena así, me da igual), sino de realidad pura y dura. Y de impotencia, hastío, cansancio.