El día era gris y lluvioso. En mis manos tenía las llaves de aquella librería que iba a abrir por primera vez en mi vida. Ya no me iba a colocar a ese lado del mostrador donde tantas veces había estado, sino al otro. No estaba nervioso. Bueno, sólo un poco. Abrí la puerta de la librería. El olor de todos aquellos libros, el silencio, las sombras... Y mi silueta perfilada entre aquellas sombras. Encendí las luces, todas las luces. Como las encienden los técnicos cuando el actor se sitúa en el centro del escenario, preparado ya para ofrecer al público su interpretación. Y allí me situé, al otro lado de aquel mostrador. En ningún momento me sentí un extraño de aquel lado. Todo lo contrario. Tuve la sensación, como la tiene ese mismo actor que está a punto de hablar en el centro del escenario, que estaba ocupando el lugar que me correspondía. Han pasado muchos años de aquella mañana gris y lluviosa. Cada 29 de junio, al despertarme, es lo primero que recuerdo.
El extraño viaje. El blog de Ovidio Parades.
domingo, 29 de junio de 2025
sábado, 28 de junio de 2025
Feliz 28 de junio
Apareció de madrugada, finalizando la primavera, hace dieciocho años. La sonrisa del hombre que con el tiempo se convertiría en mi marido. Era un hombre guapo, elegante, con clase. Tenía los ojos azules. Bailábamos en el centro de la pista, bajo una bola de luces como la del mítico Studio 54, aquel idealizado Nueva York de los 70. Casi todo el mundo se había retirado cuando surgió aquel intercambio de sonrisas. Dos sonrisas en la penumbra de un local que hoy, como tantos otros, ya no existe. El humo de los cigarrillos rubios y el sabor amargo de las copas con hielo y limón. El travesti que había imitado a Madonna ya tenía el maquillaje cuarteado, las pestañas en el suelo y la peluca, que parecía un gato callejero y famélico, sobre la barra. True Blue, Baby, I love you. Salimos juntos y nunca volvimos a separarnos. Nos alejamos de allí tarareando la misma canción, quizá alguna del repertorio de la rubia nacida en Michigan en el verano de 1958, bajo un sol que lucía tímido aún. Día de playa, que decimos por aquí.
jueves, 26 de junio de 2025
Dos años sin mi madre
Dos años sin mi madre. Esta mañana, cuando la ciudad todavía estaba despertando, salí muy temprano de casa. Así, más o menos, era el paisaje que me encontré: Los hombres que descargan los periódicos y las revistas en los pocos kioscos que van quedando, las pescaderas moviendo con brío las piezas que aún parecían vivas, los camareros colocando las sillas de las terrazas, las personas que recogen a los ancianos en sus portales para llevarlos a pasar el día con otros ancianos, los niños adormilados que van a natación o a alguna clase particular, una pareja -hombre y mujer- que venían de fiesta, sin parar de besarse (¿la primera cita?), o ese vecino que saca a pasear al perro y se mete a esas horas el primer vino del día. Me acerqué a la casa de mis padres. Desde la acera de enfrente, vi la ventana donde mi madre se asomaba cuando nos íbamos de casa. Era lo que quería ver, esa ventana. Mi padre aún no había levantado la persiana. No importa, pensé. Aún tengo la capacidad de ver esa ventana y a mi madre, sonriendo, tras ella. Aunque la médica me recetó una pastilla para que no me pasara las horas llorando, a veces se le olvida hacer su efecto. Dos años de orfandad. De intentar afrontar la realidad y alcanzar el sosiego necesario para continuar mi viaje sin ella. Mucho trabajo para los peores veinticuatro meses de mi vida. Aunque allí, en medio de la calle, podría haberle dicho muchas cosas a una ventana con la persiana bajada, no dije nada. Continué mi camino. El de todos los días. Seis kilómetros de paseo. Hacía ya mucho calor y el sol pegaba con fuerza, igual que aquel día de hace dos años. Como entonces, sigo sin saber decir adiós.
sábado, 21 de junio de 2025
The last showgirl
'The last showgirl' es una película que reflexiona sobre el paso del tiempo, sobre lo que pudo haber sido y no fue, sobre las relaciones personales que se atascan, sobre las vidas truncadas. Es triste y melancólica, y está muy bien narrada por Gia Coppola, nieta del mítico director de varias obras maestras. La desolación en un paisaje tan proclive a ello como es el de Las Vegas: esos hombres y mujeres jugando en los casinos y bebiendo copa tras copa, esas camareras que los atienden y que tienen que exhibir con descaro sus pechos para recibir mejores propinas. Y esas mismas camareras, llegadas a cierta edad, siendo sustituidas sin piedad por camareras más jóvenes. Esa camarera es aquí una Jamie Lee Curtis que otorga su enorme talento a la decrepitud de su desvalido personaje (sólo por la escena bailando en la mesa del casino ya se merecía todos los premios). Vulnerable también se muestra Pamela Anderson, despojada de las pestañas postizas, las lentejuelas, los collares y los maquillajes excesivos que requiere su trabajo, la actriz compone el papel de su vida, entre esa vulnerabilidad y la fuerza de quien lucha por aquello en lo que cree, desafiando las reglas que impone el paso del tiempo. Se merecía, como Curtis, haber estado entre las finalistas de los pasados Oscar.
sábado, 14 de junio de 2025
Otra mujer en la playa
Es muy alta y delgada. Tiene un aire a Tilda Swinton o a la Nico de los últimos tiempos. Lleva uno de esos vestidos largos y ligeros de playa, que no se quita nunca, y una pamela enorme de la que sólo se desprende si sopla fuerte el aire. Tiene cierto misterio. No sé si es una mujer interesante o una mujer que se ha pasado con el orfidal o con lo que sea que fume. En todo caso, está claro que le hubiese encantado ser modelo o algo similar. Cuando camina por la orilla del mar, levanta un poco el vestido, con un gesto de otra época. Va acompañada de una mujer mucho más baja que ella, con la que apenas habla. Sospecho que le gusta que la observen. Se aleja, siempre por la orilla, mostrando los tobillos y las uñas de los pies pintadas de morado. Con ese misterio que quizá se trate de timidez o de una manera de protegerse.
viernes, 13 de junio de 2025
Feliz cumpleaños, madre
Milena Busquets dice en su último libro, 'La dulce existencia', que ve a su madre caminando por Cadaqués, después de tanto tiempo. Cómo la entiendo. Yo también veo estos días a mi madre caminando por las estrechas calles de aquí, de San Juan. Por la playa, los cafés, las tiendas y los puestos de helados. Al amanecer o al atardecer, no importa. Joven, guapa, sonriente, en aquel tiempo de nuestros largos veranos en el sur. Ahí está esa fotografía sobre la que no se pone el tiempo amarillo porque la fotografía está viva como en las últimas que le hice. La veré hoy, seguro, por las estrechas calles o a la orilla del mar, ahora o luego. Hoy, precisamente, que, como Jessica Lange hace unas semanas, hubiese cumplido 76 años
viernes, 6 de junio de 2025
Edmund White
El niño que se siente extraño en su lugar de nacimiento. El joven que se siente atraído por otros jóvenes. El hombre que viaja a la gran ciudad. El hombre que busca placer en los cuerpos de otros hombres. El hombre que se enamora de otros hombres. El hombre que escribe, que cuenta las historias que le han ido pasando, que le están pasando. El hombre que admira la cultura europea, que escribe sobre Proust, sobre Genet, sobre Rimbaud... El hombre que vive transformaciones sociales relacionadas con todas las sexualidades consideradas minoritarias y, por tanto, perseguidas. El hombre que vive de cerca los primeros años del sida. El hombre que sigue escribiendo, imparable, y formándose, y divirtiéndose. Ese hombre se llamaba Edmund White, murió el pasado día 3. Tenía 85 años.