La luminosidad de la casa y del jardín donde vive la familia nazi y la oscuridad de lo que hay al otro lado de ese jardín, el campo de concentración que dirige el padre de la familia y que nunca llegamos a ver. Aunque lo intuimos todo. Ruidos, lamentos, humo, el sonido de los fusilamientos... En ese contraste radica lo más terrible y espantoso de esta sobresaliente película, 'La Zona de Interés', basada en la novela de Martin Amis. Su director, Jonathan Glazer, consigue que estemos alerta, en un estado de inquietud constante. El mal está al otro lado (no nos hace falta verlo, lo conocemos bien por lecturas, documentales y otras películas). Y el mal también está, pese a la luminosidad y belleza de la casa y el cuidado jardín, de este lado. El mal está en la mirada de ese padre de familia y en la actitud de su mujer (apabullante, una vez más, Sandra Hüller). Hay fundidos a negro y fundidos a rojo, acompañados de una música casi estridente, en los que no ves nada y lo ves todo. Y hay momentos espeluznantes como ese en el que la mujer reparte con las criadas la ropa que han robado a las mujeres judías, quedándose ella con lo mejor del botín, el momento del baño en el río del padre y los hijos, o la mirada hacia el cielo de la noche (y lo que allí se encuentra) de la suegra que está de visita. Y empieza a comprender la magnitud de lo que tiene alrededor.
sábado, 17 de febrero de 2024
sábado, 10 de febrero de 2024
Goyas 2024
Ha sido un buen año para el cine español. Todas las películas nominadas son excelentes, aunque, como es lógico, unas puedan gustar más que otras. Echo en falta más nominaciones para 'Chinas' o 'Una vida no tan simple', que también son formidables. Y echo de menos algunas nominaciones entre los actores, como por ejemplo al gran Manuel de Blas por 'Que nadie duerma', lo que -con nominación o premio- hubiese sido un reconocimiento a su impresionante carrera. A Josep María Pou por 'Cerrar los ojos'. A Aitana Sánchez-Gijón por 'Que nadie durema', o a Ana Wagener por 'Te estoy amando locamente'. Así son los premios.
miércoles, 7 de febrero de 2024
Conductor de autobuses
No suelo coger autobuses. Prefiero caminar. Incluso cuando las distancias son largas. Voy sin prisa y si me canso hago una parada en un banco o en un café. Así lo hacía también cuando mi madre estaba ingresada en ese hospital que está ubicado a unos seis kilómetros de mi casa e iba a visitarla cada día. Sin embargo, alguna vez cogí el autobús que conduce este señor que hoy viene en La voz de Asturias. Y puedo dejar constancia que todo lo que se cuenta es cierto: amabilidad, educación y música clásica. Parece raro todo ello en estos tiempos que corren, pero es así. Algo que nuestra ansiedad agradece. Con más gente así, el mundo se vería desde otra perspectiva. No todo está perdido.