Creo que no se ha hablado lo suficiente de este libro, 'Horizonte de sucesos', de David Torres, editado por Ars Poética. No lo he visto en ninguna lista con los mejores títulos del año. Y sin embargo, a mi juicio, debería hablarse más de él (leerse más), figurar en esas listas. En la sección de las buenas críticas de los periódicos más destacados. Es un libro de poesía, claro, y con la poesía ya se sabe lo que pasa, no hace falta explicarlo ahora aquí. Pero si aprecian los buenos versos, déjense de tonterías y háganse con un ejemplar, que estos días el dinero todavía corre caliente por muchos bolsillos.
Adentrarse en este libro es adentrarse en un territorio brutal, despiadado, descarnado, donde tampoco falta la ternura y ese sosiego imprescindible que hace su aparición después de muchas batallas. Las batallas de la vida, del paso del tiempo, de las heridas que cicatrizan con cierta rapidez y de esas otras, la mayoría, que tardan siglos en hacerlo. Nadie apuntó que la cosa (el camino) iba a ser fácil. Y así lo describe David Torres en este poemario de palabra concisa, certera, directa, valiente. Las heridas y las cicatrices. El pasado y el presente. El placer y el dolor. El nudo que aprieta sin piedad en el estómago y la liberación posterior, cuando (casi) todo vuelve a su cauce. Aunque nada, ni siquiera nosotros mismos, seamos los de antes. No puede ser de otro modo, aunque las lecciones siempre terminen por aprenderse tarde. O no terminen de aprenderse nunca. En la imperfección -en nuestra imperfección-, quizá radique el subir y bajar, el bajar y subir, todo ese cansino tránsito. La gracia de todo esto (a vueltas con el camino), pese a todo.
Ruinas, memoria, resistencia, supervivencia. Esa belleza de la que andamos tan escasos. Poemas de hondo calado. Sosiego, al fin.
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