El café Lord Byron, situado al lado del teatro Palacio Valdés, es un lugar de visita obligada si pasas por Avilés. Varios carteles en su interior evocan esa pasión teatral. Un sitio con solera y encanto. Me recuerdo ahí, haciéndome un hueco en la barra, tomando algo rápido antes de la función. O en la parte de atrás, rodeado de buena gente, presentando alguno de mis libros. Ayer nos dejó Pedro Barros, compañero de vida y trabajo de Agustín, Guti, el alma del local. Decía Siri Hustvedt el pasado sábado en el Babelia que no le temía a la muerte, sino a la de su marido, Paul Auster. Recuerdo de nuevo las palabras de la escritora americana, en cuyo último y magnífico libro evoca a algunas personas queridas a las que perdió. Y ese mismo miedo que tantos compartimos, perder a quien está a nuestro lado. Poco más se puede añadir. Salvo enviarle a Agustín -siempre cercano y sonriente, siempre al lado de su pareja- otro abrazo, fuerte, a modo de condolencia y afecto.
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