Cerca de nuestra casa hay una clínica donde las mujeres que lo deseen pueden abortar. A veces, cuando pasamos por delante, corrillos de hombres y mujeres (sobre todo, mujeres), con velas y rosarios en las manos, rezan a pocos metros de la entrada. Es cierto que nunca vimos acosar a nadie. También es cierto que nunca vimos entrar a nadie cuando nosotros pasábamos por allí. Que se sepa que, a partir de hoy, si a alguien le entra la tentación de acosar a esas mujeres que acuden a la clínica libremente, estará cometiendo un delito. Vive y deja vivir. Vive como quieras, dentro de la ley. Abortar es una opción, no una obligación. Como tantas otras cosas. Respeta las opciones particulares: cada persona tiene sus motivos para todo. Y si el respeto no es por propia iniciativa hacia la persona que no piensa como tú, la ley hará su trabajo. Un gran paso democrático.
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