Vengo de la calle. Abro el buzón. Junto a la publicidad habitual, varios sobres (por duplicado, claro) con las papeletas de partidos a los que no votaría ni después de beber botella y media de ginebra de garrafa. ¿Es necesario todo este gasto? ¿No tenemos la suficiente madurez como para ir al colegio correspondiente y coger las papeletas que mejor nos parezcan? ¿Se piensan que así nos van a convencer de alguna manera? ¿Picará alguien?
Venga, todo para la basura.
De verdad, qué hartazgo.
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