Joaquin Phoenix realiza una de las actuaciones masculinas más memorables que recuerdo de los últimos tiempos en 'Joker', esa película oscura, desgarrada, tristísima, tan sobresaliente como esa banda sonora que da tremendo significado a muchos pasajes de la historia. Phoenix tenía todas las papeletas para haberse desbordado, pero no lo hace: mantiene el equilibrio en cada plano, de igual modo que lo hace con sus zapatones de payaso en los bailes sobre las escaleras mojadas de los callejones de la tenebrosa ciudad, ofreciendo una interpretación llena de matices que sitúan a su personaje entre lo sublime y lo patético, entre lo real y lo imaginario, donde debe estar.
Frances Conroy es una gran actriz. Aquí, en el papel de la madre de Phoenix, saca gran partido a esa fragilidad que domina como pocas y que ya demostró en otros papeles. Sólo por la escena de la bañera merecía llevarse el Óscar a la mejor actriz de reparto y unos cuantos premios más.
Fragilidad, locura, tiempos nuevos, tiempos viejos, tiempos farragosos. Definitivamente, tiempos salvajes.
That´s life.
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