En realidad, cuando ya has cumplido unos cuantos años, te das cuenta de que tampoco hay tantos días perfectos. O cercanos a esa idea de la perfección que en no sé qué momento pululaba por nuestras cabezas. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, sabes que los días perfectos son aquellos donde las cosas cotidianas transcurren de un modo pacífico. Tomar una taza de té, un trago de algo más fuerte, pasear por una calle anodina, ir a ver una película, o tumbarse sobre la hierba con la persona que te gusta. Y luego, cuando oscurece, regresar tranquilamente a casa. Es así de sencillo. No hay más vueltas que darle. Y también hay poesía en ello. La esencia de todo esto. Sobre todo, si te lo cuenta Lou Reed en 'Perfect day', esa canción que, como el resto del disco al que pertenece, 'Transformer', cumple estos días cincuenta años.
Sólo hay que dejarse llevar.
Resistir un día más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario