Ha sido una noche larga, intensa, fructífera y un poco dolorosa. He escrito un poema. El primero que escribo desde Navidad. Una imagen llevaba meses rondándome. Una imagen muy poderosa que vi en Berlín, en octubre del año pasado. Desde hace semanas, en la calle o en casa, he tratado de buscar las palabras exactas. Las necesarias para darle sentido a esa imagen. Huir de la grandilocuencia, de las palabras terribles que podrían nombrar lo que yo vi. Necesitaba las palabras justas, sin aspavientos ni metáforas. Creo que las he encontrado. Después, he colocado el poema -un atrevimiento- en ese libro que voy construyendo poco a poco. Y le he puesto un título. Hoy pienso que puede ser el título del libro cuando se publique, si se publica. El tiempo lo dirá, como dirá si el poema sobrevivirá o se eliminará con la facilidad que no tuvo (tantos meses buscando) para ser escrito.
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