Azucena Vence es mi amiga desde hace unos cuantos años ya. Empezó siendo una voz que escuchaba en la radio mientras era feliz trabajando en una librería y poco después fue la voz que leyó mis textos en todas las presentaciones de mis libros hasta la fecha. Pero no es mi amiga por eso. Es mi amiga porque viene y me alegro de verla y la beso y la abrazo como beso y abrazo a mi hermana y a mi madre (besos sonoros, lejos del roce protocolario de las pieles), y ella me besa a mí de igual modo. Es mi amiga porque le digo hay este problema y me dice tranquilo, aquí está mi mano y todo lo demás para lo que haga falta. Es mi amiga porque no huye, porque no se esconde, porque tiene un alto concepto de la ética. Porque dice la verdad, siempre, y siempre con suavidad y firmeza. Porque dice, también con suavidad y firmeza, cuenta conmigo (y cuento con ella, y ella cuenta conmigo, y los dos lo sabemos), aunque el camino (el suyo, el mío, el de todos...) sea duro e injusto a veces. La quiero mucho. Y esto es todo lo que quería decir por aquí.
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