jueves, 15 de mayo de 2025

Insoportable lluvia

Ya no me gusta la lluvia. La lluvia ensucia mis zapatos y cala mis huesos. No importa que te protejas con un paraguas tamaño XL y te pongas abrigo, chubasquero y el jersey más grueso del armario. Se escurre, como una serpiente, y su humedad te atrapa. No tiene piedad. La lluvia queda bien en algunas películas, imágenes poéticas que conserva la memoria, pero se hace pesada en el quehacer cotidiano. Sobre todo, en estas ciudades donde llueve constantemente. Ya puedo sentirla desde la cama -hoy mismo-, repicoteando contra el suelo del patio, contras los cristales de las ventanas, contra mi memoria. Ya puedo sentirla, sí. Y no la quiero. No, no la quiero. Mis huesos no la quieren. Todo tan verde y tan bonito, dicen los visitantes de otras ciudades. Todo tiene un precio. Este es el nuestro. Insoportable ya. 



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