Aún hoy, cuando veo a una rubia platino a lo lejos, abriéndose paso entre la gente que camina con el rostro cubierto con la mascarilla y el cansancio acumulado por culpa de todo lo que nos está tocando vivir, aún hoy, digo, cuatro años después, sigo pensando que esa rubia eres tú. Luego, cuando la mujer pasa por mi lado, me quedo decepcionado. Y continúo caminando, tan cansado ya como esa gente. Camino y recuerdo. Las tardes de cine, el eco de tu risa y tu divertido sarcasmo, las uñas pintadas de rojo, las manos llenas de anillos jugando con la copa de vino. Y esas calles se convierten en las calles de otro tiempo. Cuando todo parecía inquebrantable, y sin embargo... Cuando recuerdo eso, consigo olvidar todo lo demás. Y sigo caminando, sombra protegida por las sombras.
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