Al principio, desbordado por los acontecimientos, no sabes pronunciar bien su nombre. El nombre de la enfermedad. Espondilitis anquilosante. Una enfermedad dolorosa y degenerativa que afecta a todos los huesos y articulaciones del cuerpo. Mi madre la padece desde hace quince años. Quince años de enfrentarse cada mañana a lo inesperado. Al dolor y, en ocasiones, a la inmovilidad. A que un gesto como acercar la mano a la mesa para alcanzar una taza constituya toda una proeza. A tardar diez minutos en llegar de una estancia a otra de la casa. Al dolor, digo, que, con el paso de los años, acostumbrado el cuerpo a los medicamentos (droga pura y dura, cuya receta hay que renovar cada tres meses), nunca desaparece del todo. Ni siquiera en los mejores días. Al dolor que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. A traición.
miércoles, 20 de octubre de 2021
Día de la Espondilitis anquilosante
Como hay días para todo, hoy es el día de esta enfermedad.
Lo importante, dentro de lo que supone padecer una enfermedad de esta magnitud, es que la persona se sienta arropada en todo momento. Pasear con ella, tomar un café o un vermú, comer juntos, llevarla al cine o a ver el mar... Lo que sea: todo cuenta para tratar de ahuyentar por un rato los dolores. La inmovilidad y ese dolor constante puede llevar a depresiones importantes, como es lógico. Mi madre, aunque a veces se desespera (y está en su derecho), es una mujer optimista. Y con todo, sé que es una mujer afortunada: siempre estamos con ella. A veces, a su lado, pienso en la gente que padece la enfermedad y se encuentra sola. Quizá hoy sea un buen día para reflexionar sobre ello. Y para que los gobiernos ayuden a combatir la soledad de esas personas, que es en buena medida una forma de mantener un poco a raya la enfermedad.
Por lo demás, paciencia y risas. Aunque no tengas el día para risas. Todo es cuestión de ponerse e inventarlas. Inventar risas y también inventar historias para que ella, mi madre en este caso, piense en otras cosas y olvide durante un rato que ese cuerpo es el suyo.
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