Paquita Laguna. Una de las mejores libreras que ha tenido esta ciudad. Estuvo al frente de la librería Aldebarán durante más de treinta años. Primero fui cliente, luego amigo y más tarde trabajador de la propia librería. Estar allí era como estar en mi casa. Antes de eso, recuerdo todas aquellas veces que al salir de la sesión de las ocho de los cines que había justo al lado (o al entrar a la de las diez y media) todavía estaba allí, trabajadora incansable, sin perder la paciencia (ser librero, siendo un oficio maravilloso, quien lo probó lo sabe, a veces, también es tener mucha paciencia) ni la amabilidad. Momentos de grandes satisfacciones y momentos de dura lucha. Ahí estaba ella. Ahí estuvo. Más de treinta años. Ahora, ya jubilada, es su hija, Patricia Hevia, la encargada de la librería. Sirvan hoy estas palabras como homenaje a una gran librera, a una gran trabajadora y a una mujer estupenda a la que sigo queriendo y admirando.
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