Me acuerdo, al estilo de Perec, de la cocinera de aquel bar fumando un cigarrillo en la calle con la cara sudorosa y cansada. Me acuerdo de la amabilidad de enfermeras y doctoras cuando a mi madre le toca pisar el hospital. Me acuerdo de Silvia y aquella primera borrachera compartida de Cacaolat con no sé qué licor. Me acuerdo de los movimientos de las manos de Jessica Lange. Me acuerdo de mi tía Maru leyendo revistas francesas en 1980. Me acuerdo de Ana María Matute bebiendo una cerveza helada y diciendo que la vida estaba allí, en los pequeños placeres cotidianos. Me acuerdo de mi abuela Virginia cosiendo delante de su máquina. Me acuerdo de Aitana Sánchez-Gijón esperando a mi lado para cruzar el semáforo. Me acuerdo del miedo que pasaba la tía Fina saliendo de madrugada en dirección a su trabajo en la fábrica de San Claudio. Me acuerdo de los ojos tristes de Carson McCullers y del pelo revuelto de Jane Bowles. Me acuerdo de una mujer que pedía tabaco y llamaba Jose a todos los hombres y moza a todas las mujeres. Me acuerdo de un poema de Louise Glück de su libro 'Una vida de pueblo'. Me acuerdo de los gorros que se ponía mi hermana. Me acuerdo de Susan Sarandon lavándose los pechos con zumo de limón. Me acuerdo de mi amiga María y de aquellas largas tardes de café y literatura. Me acuerdo de un concierto de Eva Amaral en La Santa cuando no era conocida. Me acuerdo de Marguerite Duras hablando con un aparato en la garganta. Me acuerdo de Rosa María Mateo presentando el telediario. Me acuerdo de mi amiga Loli bebiendo una copa de vino en la barra de un bar y riéndose de la hipocresía. Me acuerdo de María Jiménez cantando y bailando encima de una mesa. Me acuerdo de Paquita poniendo la llave de su librería en mi mano. Me acuerdo Nuria Espert haciendo de María Callas. Me acuerdo de la picardía con la que hablaba de los hombres la peluquera que peinaba a mi abuela, hacia 1977. Me acuerdo de Margaret Atwood saliendo de la librería Cervantes. Me acuerdo de Victoria Abril jugando con las gafas como Barbara Stanwyck. Me acuerdo de aquella taxista que escuchaba a Miguel Bosé a todo volumen. Me acuerdo de Julianne Moore sin bragas en la película de Robert Altman sobre los cuentos de Carver. Me acuerdo de todas las taquilleras de los cines que ya no existen. Me acuerdo de Bette Davis recogiendo su Donostia y de Soledad Puértolas entrando en la RAE. Me acuerdo del bolso de Dubravka Ugrešić lleno de fotografías de su madre. Me acuerdo de mi madre diciéndome que nunca cogiera nada de nadie. Me acuerdo, cada día, de no querer olvidar su voz ni sus enseñanzas cuando ella ya no esté. Me acuerdo...
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