El padre. Cómo la mujer se recuerda a sí misma siendo una niña y cómo recuerda a su padre. Lo que transcurre en aquel verano, el último que pasaron juntos. La luminosidad de aquellos días calurosos y lo que se intuye que sucede dentro de la cabeza del padre. El cielo despejado y la oscuridad de la noche, con gran sutileza. El desparpajo de la niña y la incapacidad del padre para lo cotidiano. Ese contraste recorre toda la película. Y lo que ello conlleva: gestos, miradas, silencios. El arrebato infantil y el derrumbe anticipado de un hombre joven y atractivo. ¿Por qué sucede todo así? Eso es lo que trata de desentrañar la mujer que se recuerda a sí misma siendo una niña y lo que -con cautela- tratamos de desentrañar los espectadores. Puede que no haya equilibrio. Puede que no haya respuestas claras. Puede que todo quede en el aire, apenas prendido de un hilo muy frágil. Qué gran trabajo de Paul Mescal y de la niña Francesca Corio. Qué poderosa y delicada película ha dirigido Charlotte Wells.
No hay comentarios:
Publicar un comentario