Un hombre y una mujer. Jóvenes, atractivos, con inquietudes políticas e intelectuales (sobre todo, ella). Con dos hijos pequeños. Y una cámara, comprada por el marido, para grabar los viajes por diferentes países, las sonrisas y los juegos de los niños, la presencia de los abuelos (la madre de ella, los padres de él), el deterioro de la pareja, el crecimiento de los hijos. Un trozo íntimo de sus vidas, desde 1972 hasta 1981, narrado por ella, la mujer, la escritora Annie Ernaux, último premio Nobel de literatura. En ese período, casi a escondidas, escribe su primera novela, 'Los armarios vacíos'. Luego, la segunda: 'La mujer helada' (ambas publicadas aquí por Cabaret Voltaire). Vemos las imágenes grabadas por el marido, narradas por la escritora, seleccionadas ahora por ella misma y por uno de sus hijos. Y las imágenes quedan como testimonio de una época. Reflejo inevitablemente melancólico de los primeros años de un matrimonio (y su posterior declive), de una escritora que quiere reflejar sus pensamientos, de una mujer que comienza a posicionarse. Como, según apuntan casi al final, aquella luz dorada del verano indio. Canciones que se escuchan y que, con el paso del tiempo, van adquiriendo diferentes significados. Apropiado complemento para las obras de la gran escritora. Las primeras y las que vendrían después.
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