Me acuerdo de aquel teatro convertido por unos días en cine, sesiones dobles con directores de altura, versión original subtitulada,' Al final de la escapada', Seberg, Belmondo, unas calles muy diferentes a las calles de esta ciudad, la soledad de entonces, los libros en la mochila, tantas sueños como expectativas, y la lluvia del invierno, y luego la lluvia de la primavera, Belmondo, Seberg, sus abrazos, y mis quince o dieciséis años.
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