Ayer, después de muchos años, volví a ver 'El carnicero', de Claude Chabrol. Aquí no importa que se conozca pronto al asesino. No estamos ante un thriller al uso. Era 1970 y Chabrol empezaba a encontrar su camino. Lo que cuenta es esa manera del director francés de narrar la vida en los pequeños pueblos o ciudades, la cara oculta de quienes aparentan ser buenas personas, el misterio que hay detrás del personaje femenino. Y la turbia relación entre Stéphane Audran y Jean Yanne (fantásticos ambos). Y esos planos finales de una fascinante y contradictoria Audran, Concha de Plata en San Sebastián por esta interpretación.
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