Hombres bebiendo cerveza, y mujeres hartas de sus vidas, y la brusquedad, y la sordidez, y el aburrimiento, y la pobreza, y la ternura, y Linda, y los gatos, y los poemas que trazan brutales mapas de soledades y desvelos en apenas unas pocas palabras.
Y la leyenda. Y nuestra juventud.
Dale, Hank, dale, que por aquí ya vuelve a refrescar y 102 años bien valen unos cuantos tragos más.
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