martes, 28 de diciembre de 2021

Ágata Lys

Ágata Lys, mito y olvido, talento y extraña suerte, belleza deslumbrante y voz que perturba toda calma. No hace falta acudir a aquellas películas que excitaban a los cuerpos masculinos (también habría algunos femeninos, no cabe la duda: silencio, silencio) después de tantos años de represión, la actriz ligera de ropa, la voz en susurro aguardentoso, la sábana que apenas cubre, el guion imposible, el dichoso destape. No. Es mejor ir al buen cine. 'Los santos inocentes', de Mario Camus. Ágata -la mirada de Ágata- fumando un cigarrillo, caminando o cortando un trozo de pollo: la brutal sensualidad (y sexualidad) y el buen hacer interpretativo. Sigamos con directores de prestigio. En 'Taxi', de Carlos Saura, compone una mala llena de matices y autenticidad. Acaso su mejor trabajo. Se merecía el Goya como actriz de reparto, o al menos la nominación. No sucedió. ¿Por qué no recibió más papeles importantes? El mundo del cine está lleno de grandes actrices desperdiciadas. Para qué vamos a dar nombres: cualquier persona cinéfila los tiene en mente. A ojos de quienes mandan en todo esto, puede que la primera Ágata (mito) estuviese devorando a la segunda (camino del olvido), la que pedía y merecía buenos papeles. Tremenda injusticia. Fiel reflejo de aquel mundo, de este mundo, del mundo de pasado mañana. Por desgracia, el tiempo de las injusticias carece de caducidad. Siempre presente en todos los ámbitos. Algunos destacados trabajos en prestigiosas obras de teatro, alguna película irregular (a excepción de 'Familia', de Fernando León de Aranoa), alguna serie de televisión. Y adiós. Un adiós, viendo lo visto, que imagino voluntario. Ahora, lamentablemente, el adiós definitivo. Queda el eco de aquella potente y hermosa voz. Aquella presencia. El talento que le permitieron mostrar a ratos. Mito y olvido. Ágata Lys. 

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