viernes, 31 de diciembre de 2021

Reseña de Saúl Fernández en La Nueva España

[Despido este 2021 recordando una las mejores cosas que me han pasado en el año: la reseña que Saúl Fernández publicó en La Nueva España sobre 'La noche se detiene'. Que el 2022 nos sea propicio]

TROZO DE REALIDAD 

Ovidio Parades es como un cirujano: recorta la realidad aquí y luego allí y, al final, salva la pieza extrayendo de ella la historia que de normalidad contiene en su interior. Parades hace como decían que hacía Buonarroti: descubre la "Pietà" en el interior de un mármol frío. Y eso lo hace cada vez mejor. 'La noche se detiene' es una buena prueba de ello: una novela corta en la que la protagonista lucha por escapar de su tristeza, la que viene de una vida incompleta o, más bien, de una vida no todo lo completa que esperaba cuando empezó a conformar sus cimientos. 

El futuro nunca es lo que era cuando aparecía allí a lo lejos, cuando era una meta y no una frustración. Parades, de verdad, recompone la realidad y la infelicidad invade el pensamiento corrido de su protagonista, de esa Julia que cuida por las noches a una vieja impertinente, de esta mujer que no consigue amarrar sus objetivos y que sólo se pregunta quién llama en mitad de una tarde que en realidad es el amanecer de una noche nebulosa. 'La noche se detiene' es lo mejor de Parades porque Parades descubre la historia que había ensayado en sus otras dos novelas y, sobre todo, en sus prosas de diario. Que Parades ya es un fijo en nuestras vidas y tenemos que decirlo muy alto. 
El escritor escoge una mujer en ruinas: por la vida, por el pasado, por el paro, por el desamor, por la traición; escoge una mujer normal y corriente. La coloca en el precipicio, "en una noche oscura, / con ansia en amores inflamada", pone a Tom Waits, a Marguerite Duras y espera a ver si esa mujer da un paso adelante. De eso va "La noche se detiene", de esperar a ver si la tristeza se queda en el pasado y el futuro vuelve a funcionar como al principio de todo, cuando la Universidad formaba parte del paraíso y las noches eran más luminosas que los días. Parades acongoja. O más bien esa mujer que parece como si nada y lo es todo. La historia de Julia era la historia que Ovidio Parades tenía que contar hace tiempo. Pérez Galdós lo explicó en su discurso de entrada en la Academia: "Imagen de la vida es la Novela y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción...". Ovidio Parades lo cumple todo.  

martes, 28 de diciembre de 2021

Ágata Lys

Ágata Lys, mito y olvido, talento y extraña suerte, belleza deslumbrante y voz que perturba toda calma. No hace falta acudir a aquellas películas que excitaban a los cuerpos masculinos (también habría algunos femeninos, no cabe la duda: silencio, silencio) después de tantos años de represión, la actriz ligera de ropa, la voz en susurro aguardentoso, la sábana que apenas cubre, el guion imposible, el dichoso destape. No. Es mejor ir al buen cine. 'Los santos inocentes', de Mario Camus. Ágata -la mirada de Ágata- fumando un cigarrillo, caminando o cortando un trozo de pollo: la brutal sensualidad (y sexualidad) y el buen hacer interpretativo. Sigamos con directores de prestigio. En 'Taxi', de Carlos Saura, compone una mala llena de matices y autenticidad. Acaso su mejor trabajo. Se merecía el Goya como actriz de reparto, o al menos la nominación. No sucedió. ¿Por qué no recibió más papeles importantes? El mundo del cine está lleno de grandes actrices desperdiciadas. Para qué vamos a dar nombres: cualquier persona cinéfila los tiene en mente. A ojos de quienes mandan en todo esto, puede que la primera Ágata (mito) estuviese devorando a la segunda (camino del olvido), la que pedía y merecía buenos papeles. Tremenda injusticia. Fiel reflejo de aquel mundo, de este mundo, del mundo de pasado mañana. Por desgracia, el tiempo de las injusticias carece de caducidad. Siempre presente en todos los ámbitos. Algunos destacados trabajos en prestigiosas obras de teatro, alguna película irregular (a excepción de 'Familia', de Fernando León de Aranoa), alguna serie de televisión. Y adiós. Un adiós, viendo lo visto, que imagino voluntario. Ahora, lamentablemente, el adiós definitivo. Queda el eco de aquella potente y hermosa voz. Aquella presencia. El talento que le permitieron mostrar a ratos. Mito y olvido. Ágata Lys. 

jueves, 23 de diciembre de 2021

Otra Navidad

Que si las sillas vacías, que si las parejas que se rompen, que si el desempleo, que si la pandemia, que si la mascarilla, que si todo es blanco o todo es negro, que si la suegra, que si el cuñado, que si no tocó la lotería, que si qué bien me quedaba yo en mi casa, que si para qué tanta comida, que si no hay que beber en exceso, que si luego hay que coger el coche, que si puedes cambiar de canal, que si el recibo de la luz, que si... Que si sí y que si no. Las frases se repiten año tras año, en cualquier parte, vayas donde vayas. Y también los ciclos. Es lo que hay. 

La Navidad, para mí, es la infancia. Y la Nochevieja, la juventud. Y también, la Nochevieja, el día que mis padres se conocieron. Y desde entonces hasta hoy. Todo lo demás -o sea, estos próximos días- puro trámite. Respetando, evidentemente, a las personas que viven este tiempo con sus creencias religiosas. Que, al fin y al cabo, más allá de langostinos y cavas, falsedades y regalos, es la esencia de estas celebraciones.
Los trámites, ya se sabe, hay que llevarlos de la mejor manera posible. Yo lo tengo fácil: vivo rodeado de libros y de películas. Cuando el cansancio haga su aparición, sé que van a estar ahí: para alejarme por un rato de la realidad. Por lo demás, llegados a este punto y bajo estas circunstancias que vivimos (y otras que siempre están presentes), salud. Es caer en el tópico, sí, y también es la única manera de seguir aferrándose a todo esto. No hay otra. 
Que os sea leve. Que lo disfrutéis.   
 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Una gaviota

Solitaria. Inquieta. Hambrienta. Descarada. Deambulando de un lado a otro de la terraza. Pendiente de que a alguien se le caiga una patata frita o un miserable cacahuete al suelo. El atrevimiento, por momentos, le lleva a acercarse para picotear las migajas que encuentra sobre las mesas. El cuerpo atravesado por los templados y reconfortantes rayos de sol (todos escasos de vitamina D por estas tierras), por las sombras que recuerdan que la primavera todavía está muy lejos. El sonido de unas cuantas como ella es más fuerte que el de un grupo de moteros vestidos de Papá Noel y de la gente de aquella mesa que hace chocar sus copas. Risas. Voces. El humo de aquel tabaco al otro lado de la terraza. Mascarillas. Cierta ilusión. Y los cristales que, empapados de cava, consiguen que nos olvidemos por un rato de todo lo que tenemos encima. Poco más se puede hacer. Disfrazar momentáneamente la realidad. Volver a otros tiempos mientras se va apurando la hora del vermú y las sombras derrotan definitivamente a esos rayos de sol templado y reconfortante. Ella, desde lo alto, sigue observando. Poderosa como un águila, tan lejana.     

lunes, 13 de diciembre de 2021

La vida era eso

Mujeres nacidas en la posguerra que se vieron obligadas a emigrar a otros países, que se casaron, que tuvieron hijos y luego nietos. Mujeres cuyo deseo quedó silenciado, perdido entre sombras. Como si la sexualidad fuera algo ajena a ellas o se la hubiesen ocultado entre las múltiples obligaciones y esa vida triste y monótona que siempre pasa a toda velocidad. María (Petra Martínez) es una de esas mujeres. Y de repente, a consecuencia de una dolencia cardíaca, conoce en el hospital a una joven, Verónica (Anna Castillo: estupenda, como siempre), que cambiará sus planes por cuestiones que es mejor no desvelar aquí. Empieza su aventura. Un viaje extraño e incierto. Insólito. En la mirada de Petra Martínez está todo: la desgana inicial, el ansia por descubrir, la curiosidad, el temor, la ilusión... Todo eso, sí, en una contenida y soberbia interpretación, hasta ese glorioso y reconfortante (también para el espectador) plano final. Hay secuencias de gran belleza y simbolismo, hay silencios que lo explican todo y también hay una especie de esperanza en esta interesante y prometedora ópera prima (también firma el guion) de David Martín de los Santos. Ojalá consiga sacar adelante nuevos proyectos.   

lunes, 6 de diciembre de 2021

El poder del perro

Montana, 1924. Phil es un vaquero rudo, altivo, desagradable pese a su atractivo físico, grosero incluso. Pronto descubriremos que tiene un lado sensible que, al igual que su reprimida sexualidad, trata de ocultar a toda costa. Todo empezará a cambiar cuando aparece en el rancho el delicado Peter, el hijo de la esposa de su hermano. La primera aparición del muchacho, flores incluidas, y la escena de la comida con los otros vaqueros me parecen dignas de un cuento de Alice Munro o Edna O´Brien: esa mezcla de rudeza y sensibilidad que ambas dominan con maestría. Pienso, por ejemplo, en 'Jarana a la irlandesa', el relato de O´Brien. No desvelo nada del argumento de 'El poder del perro', la nueva película de Jane Campion, diciendo todo esto porque no estamos ante un nuevo 'Brokeback Mountain'. Esta película, pese al paisaje compartido, es otra historia. Es la transformación (y los motivos de esa transformación) de Phil (impresionante Benedict Cumberbatch) ante la aparición de ese joven. Es la historia de una madre (frágil y poderosa Kirsten Dunst) con reminiscencias de las mujeres de Tennessee Williams, aquellas mujeres un poco perdidas, aficionadas al trago porque no se adaptaban a las vidas que les habían caído en suerte. Es la historia de muchos silencios, algunos misterios y las texturas del deseo. Como en los cuentos de Munro y O´Brien, Campion combina con sabiduría la rudeza y la sensibilidad. Lo que se oculta detrás de una flor de papel, de una palabra no pronunciada o de un campo de hierba mecida por el viento.

Excelente película.