martes, 13 de julio de 2021

Pensar en Chabrol

Pensar en Claude Chabrol es pensar en los desaparecidos cines Clarín, donde proyectaban casi todas sus películas. Pensar en Claude Chabrol, de repente, es pensar en pasiones arrebatadas, asesinatos, juegos perversos, turbios triángulos, lucha de clases, animales heridos y en pequeños detalles que dejan al descubierto los más bajos (o rastreros) instintos. Pensar en Claude Chabrol es pensar en Stéphane Audran. Y en Isabelle Huppert, naturalmente. Y en Sandrine Bonnaire, y en Jacqueline Bisset. Y 'La ceremonia', protagonizada por estas tres últimas y magníficas actrices (tan diferentes entre sí las dos primeras y que tan bien se complementan en esta historia), es la película a la que quería llegar. Anoche, veinticinco años después de su estreno, volví a verla. Todo sigue en su sitio. No ha envejecido en absoluto. Sigue siendo una pieza maestra. Con la historia escrita por Ruth Rendell como base y los ecos de 'Las criadas' de Jean Genet al fondo, todo encaja de manera magistral. Arriba y abajo. La gente cultivada y la gente analfabeta. La gente con dinero y la gente sin él. La gente con suerte y la gente sin ella. Arriba y abajo, sí. De hecho, ese plano donde Huppert y Bonnaire, desde el piso superior de la casa, perdidas ya en su locura, observan a la familia que se deleita con la ópera de Mozart, define a la perfección la película. Violencia y muerte. Y ese detalle final que hiela y delata. Un clásico. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario