El sonido de la cafetera es el único que rompe el silencio de estas horas en las que aún no ha amanecido. Las primeras horas del último día del año. Se va el 2012. Menos mal. Un año que se ha llevado a gente importantísima. Y en el que, a nivel personal, hemos recibido más portazos en la cara que aguante teníamos para ellos. O eso creíamos. Porque la capacidad de aguante es una cosa curiosa: siempre supera con creces las expectativas. Menos mal que nos queda la risa. Riendo salvajemente dentro de la más tremenda aflicción, que escribió Beckett. Pues eso. Brindaremos por ello, por ese final. Por las personas que se han ido y cuya obra ha sido tan importante en nuestras vidas. Esther Tusquets, Chavela Vargas, Celeste Holm, Ben Gazzara, Donna Summer, Miliki... Y también por el nuevo año que comienza. No queda otra: brindar y tirar hacia delante. Olvidar lo malo y centrarse en lo bueno. A pesar de los pesares: de los que nos metieron en esta crisis y ahora nos dejan aquí, a nuestro aire, medio abandonados, como si la cosa no fuera con ellos. De los políticos que piensan que recortando siempre los derechos del más débil se solucionan más rápido las cosas. Del señor Rouco, que sigue clamando contra los mismos, incansablemente. Qué hartazgo. Y de la huella que nos dejaron esas mentes lúcidas y geniales que nos abandonaron en medio de este páramo. Nos quedará su obra: sus palabras, sus músicas, sus interpretaciones, sus risas... Su genialidad. "El mismo mar de todos los veranos", "La llorona", "Eva al desnudo", las películas de John Cassavetes, las canciones discotequeras que bailábamos en las primeras noches interminables de nuestras vidas, creyendo por unas horas que esta ciudad podía ser la mismísima Nueva York, y aquel "¿Cómo están ustedesssss?" que irá siempre asociado a los momentos más felices de nuestra infancia, de aquellos niños que fuimos y que aún forman parte de los hombres que hoy somos. Instantes irrepetibles. (Cito sólo estos ejemplos, pero hay más, claro, muchos más... Como aquella mujer, Whitney Houston, que también se fue este año y que representó como pocas la cara y la cruz de la genialidad y el éxito). A pesar de todo eso, tiraremos, como podamos, por ese año que dentro de unas horas empieza. Ese tránsito, el que lleva de un año a otro, doce campanadas y doce uvas que siempre se atragantan en la garganta, es uno de mis momentos favoritos de la Navidad. El más emotivo. Sigue teniendo algo mágico, único e irrepetible. Un momento que parece que te acarreará la fuerza necesaria para encarar todo lo que venga después. Soñar, de momento, sigue siendo gratis, ya se sabe. Pero hay que intentarlo: no queda otra.
Un puñado de libros, unas cuantas películas y obras de teatro memorables y algunas músicas que calmaron nuestra desazón y nuestros miedos. También eso nos dejó el 2012, no hay que ser del todo injustos. Los refugios de siempre, los que nunca nos fallan. Y también me llevaré de este año el calor con el que los lectores recibieron mi primera novela. No, no lo olvido. Ese calor que recibí con el agradecimiento y la humildad con el que el actor recibe el aplauso tras su función y que sirve para darle fuerzas a la hora de encarar la siguiente. Más instantes irrepetibles, desde luego.
Esta noche, poco antes de las doce, me pondré en una esquina del salón y observaré en silencio a mi familia (mis padres, mi hermana y mi marido, diga Rouco lo que diga, desafiando con saña las leyes del amor y de los tribunales) y pensaré que todo está bien. Que todo estará bien mientras pueda observarlos así. Y luego alzaré la copa y pediré sosiego. Sí, sólo pediré eso, sosiego.
Pues yo, amigo, además de suscribir todas y cada una de tus palabras, también pido PAZ. Paz por dentro y por fuera, pido ternura, buenas intenciones, y menos desengaños. ¡Ah!, y también, seguir a tu lado. Besos
ResponderEliminarUno mis deseos a los tuyos y los comparto. Abrazo lleno de esperanza.
ResponderEliminarUno mis deseos a los tuyos y los comparto. Abrazo lleno de ternura.
ResponderEliminarojalá a mi la vida y el 2013 me dieran sosiego
ResponderEliminarQue siga ese calorcito que te damos tus lectores agradecidos.Ya somos legión; siempre atentos y pendientes de tus escritos.
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