viernes, 21 de mayo de 2021

Brines y el último aplauso

Tristeza por la muerte de Francisco Brines. Y un par de reflexiones. El otro día, tras recibir el Cervantes en su casa, me conmovió especialmente una imagen del poeta prácticamente sujetado por la reina Letizia. Su cuerpo era frágil y su rostro reflejaba mucho cansancio. El cansancio acumulado por las enfermedades y por una vida muy larga. Entonces, como hoy, me pregunté: ¿no es posible que toda la gente merecedora de un galardón tan importante lo reciba en el momento en el que aún pueda disfrutar de él? Hace diez años, pongo por caso, la carrera de Brines ya estaba hecha, ya era merecedora del premio. Por otro lado, al enterarme de su muerte, recordé a Bette Davis, que falleció quince días después de recibir, también muy deteriorada, el Donostia. Poco pudo disfrutar de él. Sin embargo, con aquel importante reconocimiento se fue como lo que era: una actriz inmensa. Una actriz inmensa recibiendo el último y más que merecido aplauso.

Así se fue Brines, frágil y cansado como aparecía en aquella imagen. Y con el eco cercano de otros aplausos, tan merecidos como los de la actriz americana.  
Se llevan la ovación, a pesar de la tardanza. Nos dejan sus impecables trayectorias

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