miércoles, 14 de abril de 2021

Vacunación

Mi padre tiene 77 años y buena salud. Lo citaron a las siete menos cinco de la tarde del pasado viernes para ponerle la primera dosis de la vacuna (Moderna) y a las siete menos cinco de la tarde lo vacunaron. Todo en orden. Ningún síntoma, ningún sobresalto. Como en la propia fila donde la gente, educada y respetuosa, aguardaba su turno. No siempre la gente respeta los turnos de las filas, no hay más que ir a los supermercados con frecuencia: que si tú, que si yo, que si iba usted qué hacía en la pescadería, y esos largos y cansinos etcéteras. Allí sí. Se imponía el silencio y las ganas de que todo esto acabe lo antes posible. Y se imponía, una vez más, la gran labor de la sanidad pública y de las personas que trabajan en ella. Si algo llegase a romper ese silencio, sería el aplauso. Nuestro aplauso. Por la delicadeza, por la profesionalidad, por el trabajo bien hecho de todas esas personas. Por estar al pie de este tremendo cañón que sigue disparando sin piedad. 

"El tiempo es la etiqueta del destino", dice Martín López-Vega en su último libro de poemas. 
Lo aguardamos todo: el tiempo y el destino. 
Con vehemencia, con agradecimiento. Expectantes

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