Dejo por un momento a las niñas del cuento que da título al estupendo libro de José María Conget, 'Juegos de niñas', para descubrir las historias de otras niñas, las de la primera película de Pilar Palomero. 'Las niñas', ¡qué maravilla! La sutileza con la que la directora cuenta unas vidas cotidianas, la ausencia del padre, los silencios de las madres, los primeros descubrimientos y deseos, las verdades que se ocultan, lo que sucede fuera de cámara... Y al frente de todo eso, Andrea Fandos, Celia en la película, la niña protagonista. Un prodigio. Qué manera de hablar y de mirar, de mover el pelo y de escuchar, de jugar a ser mayor y de distinguir a las verdaderas amigas de las que no lo son. ¡Y ese final, que ella sostiene admirablemente! Lástima que las reglas de los Goya impidan nominar a personas menores de dieciséis años. Arrasaría. Dice Palomero que la niña todavía tiene que decidir si quiere ser actriz o dedicarse a otra cosa. Ojalá se decante por el cine. Su fuerza es abrumadora.
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